El justificativo - 5 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 696063741

El justificativo

Siempre es una muy buena noticia que el cine chileno se haga cargo de realidades que parecen seguir de largo más rápidamente de lo que alcanzamos a darnos cuenta. El escándalo de Rodin ya estaba sepultado por centenas de escándalos mediáticos posteriores. Esta cinta, dirigida por Cristóbal Valenzuela y producida por María Paz González, vuelve allí, se detiene, sondea, especula, hace cruces. Es bueno sentir, también, que la vida social chilena no se detiene en la dictadura, y que si bien hay ahí una fractura enorme, la vida continúa y hay otras realidades de las que hacerse cargo, otras tramas no solucionadas. "Robar a Rodin", en ese sentido, es un gran acierto.

La cinta parte de los hechos y avanza a hacia lo especulativo. En ese avance, la figura del ladrón, Luis Emilio Onfray Fabres, entonces estudiante de Arte de la Universidad Arcis, se hace central. La cinta compra su visión de los hechos: no fue un robo sino una acción de arte. Es cierto que Valenzuela muestra las dudas de connotados académicos chilenos respecto de esta interpretación, pero a la vez compara este robo con el que sufrió "La Gioconda" al comienzo del siglo XX o con el robo, de escala menor pero simbólico, de la polémica silla de playa que se instaló en la entrada del Bellas Artes en 1981 (parte de "Apuntes", de Humberto Nilo). Luego, desarrolla la justificación artística que Onfray Fabres levantó frente a los tribunales, que, en castellano simple, dice que la ausencia de algo produce su presencia mediante la añoranza de lo que no está. El robo de la escultura sería una forma de poner de manifiesto el lugar del arte y, a la vez, su...

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