'Julita no quería que se supiera que estaba enferma'
-Hablé con una persona muy cercana a la Julita y le pregunté: "¿Ella está enferma?". Me dijo: "Sí, está enferma, pero no quiere que se sepa". "Pero si yo soy el hijo". Y me dijo: "Ella no quiere que lo sepan, ni siquiera ustedes".
Entonces, él, después de 40 años de carrera diplomática, decidió volver a Chile para acompañar a su madre en sus últimos meses.
La familia guardó su secreto.
-Pero ella de repente empezó a aparecer flaca, más frágil y se especuló que tenía una enfermedad. Salieron distintas versiones, cáncer, entre ellas. Pero no eran confirmadas por ningún cercano. Eso era lo que ella quería. Puede parecer raro, pero la Julita era muy discreta. Y yo le respeté eso.
-¿Le preguntó alguna vez por qué lo había mantenido tan en secreto?
-Ella un día me dijo que estaba enferma y yo le dije que le respetaba el derecho a no decir lo que tenía y ahí quedamos. Ella me lo contó de distintas maneras: "esta enfermedad tan desgraciada" y cosas por el estilo. Es que era muy cuidadosa y no quería generar preocupación.
Cristián Maquieira cuenta que, cuando hace dos años su madre se enteró de que padecía cáncer de páncreas, el diagnóstico fue terminal. Por su edad, los médicos recomendaron no someterla a ninguna operación ni tampoco a quimioterapia.
Su hijo cuenta que ella aún tenía muchas ganas de vivir.
-De hecho, la semana pasada me dijo que le había pedido al "tata Dios" que le diera más días, quería más tiempo.
Fernando Maquieira y Julita Astaburuaga se casaron en 1947 y partieron de inmediato a vivir a Nueva York. En 1949 nació Cristián y en 1951, Diego.
Por el trabajo del padre, vivieron en más de siete países.
-Los recuerdos que tengo de chico son la casa llena de gente, a mi papá despertándome para que fuera a ver algo increíble que estaba pasando, como la vez que en una cena en honor al poeta Nicolás Guillén, él y Pablo Neruda se pusieron a payar. O esas fiestas en México, donde podían estar Pedro Vargas y Lucho Gatica, y que duraban hasta el otro día. Muchas veces me levanté y ahí estaban ellos jugando cartas, o bailando. Y la Julita despierta toda la noche y preocupada de que todo estuviera bien -dice Maquieira.
-Alguna vez ella dijo que por esa vida social que tuvo les dedicó poco tiempo a usted y a su hermano. ¿Lo sintió así?
-Yo no tengo ese recuerdo. Efectivamente hacían mucha vida social. Esto era como un teatro permanente, gente que entraba y salía de la casa. Pero a mí siempre me pareció que mi mamá estuvo con nosotros.
Maquieira dice que ella era una madre presente y disciplinaria.
-En la casa habían ciertas reglas y había que cumplirlas: la hora de comer, la hora de acostarse. Te mandaban a lavar los dientes y había que partir, lo hacía con...
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