Julia Navarro: 'No somos una página en blanco, todo nos va marcando'
Mientras a uno lo mueven el odio y el resentimiento, el otro tiene continuas pesadillas con el rostro de ese adolescente que jura venganza. Son Abir y Jacob, dos jóvenes cuyo encuentro casual y fatídico se produce en Ein el-Helwe, el mayor campo de refugiados palestinos en Líbano, en el que también viven los más pobres de ese país del Oriente Próximo. Arib es uno de ellos. Jacob hace su servicio militar obligatorio en Israel y, contra su voluntad, participa en un operativo en el que buscan al jeque Mohsid, que, encubierto, visita la vivienda que la familia libanesa comparte con un pariente afgano. La misión consistía en "secuestrar a un dirigente islamista -cuenta Jacob sobre las órdenes de su comandante-. Nos dijo que era uno de los mayores traficantes de armas de Oriente, que era él quien surtía de armamento a todos los grupos radicales de la región". Pero la acción fracasa, el jeque Mohsid escapa y los padres de Arib mueren como mártires.El fatal episodio marca para siempre las vidas de Arib y Jacob y es el núcleo del nuevo libro de la exitosa escritora y periodista española Julia Navarro, quien empezó a conquistar lectores en 2004, con "La Hermandad de la Sábana Santa". Luego vendrían otras seis novelas -"La Biblia de barro", "La sangre de los inocentes", "Dime quién soy", "Dispara, yo ya estoy muerto", "Historia de un canalla", "Tú no matarás"- hasta "De ninguna parte" (Plaza&Janés), que llega simultáneamente a las librerías de España, Chile y Latinoamérica.El adolescente libanés y su hermano menor, Ismail, logran salvarse y después de un tiempo viajan a Francia con un tío que los acoge junto a su familia. Jacob, por su parte, también nació en Líbano, de padres franceses y formación católica, pero vive en Israel desde los 13 años, cuando, al quedar viuda, la madre le revela sus raíces judías y el doloroso pasado de su familia."Yo quería tratar el problema de la inmigración, del desarraigo, de la tragedia que para muchas personas supone tener que dejar su país, sus costumbres, sus códigos y que tienen que ir a otro lugar en busca, aparentemente, de una vida mejor -explica Julia Navarro desde Madrid-. Ese desarraigo, esa sensación de pérdida de identidad es algo sobre lo que llevo pensando mucho tiempo".Las zonas grisesJulia Navarro se levanta alrededor de las siete de la mañana y después de leer los periódicos y tomar una taza de café sale a caminar o escribe. Pero a esa u otra hora, no perdona sus caminatas diarias de diez a doce kilómetros. "Ayuda a pensar, a 'resetearme'", afirma. Y como le ha ocurrido a todo el mundo, la pandemia...
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