El juez historiador - 10 de Febrero de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 763697425

El juez historiador

Ha pasado más de una semana desde que el juez Madrid diera a conocer la sentencia en el caso Frei, y lo menos que puede decirse es que las preguntas están más abiertas que nunca. Guste o no, el fallo no logró despejar el enorme manto de dudas que rodea todo lo acaecido en la Clínica Santa María en enero de 1982. A pesar de que dirigió una investigación de diecinueve años, el juez encontró pocos datos contundentes para confirmar sus hipótesis, y no pudo acreditar envenenamiento ni premeditación. Sin embargo, decidió condenar por homicidio simple al doctor Patricio Silva, que habría sido bastante más que negligente (sin que sepamos exactamente qué quiere decir eso). Uno de los principales motivos para llegar a tal conclusión -y que, por si cabían dudas, el juez Madrid ha repetido en entrevistas- viene dado por el contexto histórico. El razonamiento es el siguiente: Eduardo Frei era, sin duda, la principal figura opositora, y ya sabemos cómo trataba la dictadura a los disidentes.El argumento relativo al contexto es decisivo en la narrativa del juez y revela toda la ambigüedad de su decisión. En efecto, la sentencia tiende a pasar por alto que el derecho penal es un instrumento muy delicado, que no permite determinar responsabilidades personales en función del contexto. Hay allí algo muy insuficiente. De hecho, las dudas en torno al caso Frei no guardan relación con la dictadura, al menos en su aspecto principal. Es evidente que si el régimen pudo llegar a Roma, Washington y Buenos Aires, bien podía llegar a una clínica de Providencia. El asunto más complejo va por otro lado, y tiene que ver con el entorno del expresidente. Si hubo homicidio, este no fue perpetrado solo por la dictadura, sino que exigió activa participación del primer círculo de Eduardo Frei Montalva, hasta un punto que va mucho más allá de la mera complicidad o el silencio cobarde. El problema no es creer si la dictadura era o no capaz de asesinarlo; el problema es si acaso pudo abrirse tal forado en el círculo estrecho de confianza de Frei.En ese preciso punto, el fallo es, por decirlo de modo caritativo, escueto: cómo se planificó, quién participó, por qué motivos, cómo se ejecutó, quiénes se pusieron de acuerdo, quiénes sabían. Nada de eso está esclarecido, ni siquiera de lejos. Por lo mismo, el juez prefiere no hablar de homicidio calificado, dejando su propia sentencia en un extraño estado de incoherencia. Lo mataron, pero no lo premeditaron; lo asesinaron de un modo muy...

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