Juan Villoro: 'La literatura es una de las grandes reservas de libertad'
La idea era para una serie de televisión y lo principal sucedía cuando el protagonista estaba durmiendo. Era un cineasta que hablaba en sueños y su esposa, sonidista de profesión, noche tras noche grababa lo que hablaba hasta descubrir que en esas palabras se escondía una confesión del pasado: un secreto. Era un proyecto brasileño que nunca llegó a filmarse, pero el escritor mexicano Juan Villoro avanzó en el guion lo suficiente como para que ya no pudiera abandonarlo. Más aún, la historia de los sueños de ese cineasta se convirtió en una hebra para avanzar por un tejido hecho de misterios, trampas y mentiras en la que confluían los caminos de la corrupción política y del narcotráfico del México contemporáneo. Villoro escribió una novela.Sucede cada seis o siete años: en medio de una incesante escritura de cuentos, crónicas, obras de teatro, ensayos y columnas semanales para diarios de Hispanoamérica, Villoro (Ciudad de México, 1956) se mete en una historia más grande que le lleva años convertir en novelas. Pueden ser relatos acotados y tensos, como la romántica "Llamadas desde Ámsterdam" (2007) o la comedia negra "Arrecife" (2012). O pueden ser enormes frisos en que Villoro encara con un gran angular las desventuras mexicanas: en "El testigo" (Premio Herralde, 2004), el intelectual Julio Valdivieso terminaba en el centro de un enredo en que la caída del PRI se transmutaba en guerras literarias e incluso en telenovelas. Ahora Villoro vuelve a ese tono: su nueva novela se llama "La tierra de la gran promesa", y el cineasta que habla en sueños encarna el destino de una generación atenazada por el narco y la corrupción.Suena dramático, pero también es una aventura cargada de ironía que Villoro asume como si se tratara del ensamblaje de un puzle complejo, con piezas de los años 80 y de nuestros días. El cineasta es Diego González, un documentalista respetado que está a punto de perder todo su reconocimiento: su filme más famoso es "Retrato hablado", una entrevista a uno de los narcos más buscados de México, el Vainilla, pero resulta que sin saberlo González solo logró llevarlo a cabo por intermediarios en las sombras de otra banda de narcos. A sus espaldas su película fue concebida como una pista para que la policía detuviera a su protagonista. Para llegar a ese momento, Villoro construye en "La tierra de la gran promesa" un tinglado de personajes y tramas que hacen del engaño un golpe existencial: antes de haber sido timado, Diego López fue un estudiante de cine que hizo del arte una militancia insobornable e intentó esquivar cualquier conexión con la suciedad del...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba