José Goñi en su propia isla
| Fecha de publicación | 13 Abril 2024 |
Diez años de escritura. Eso es lo que le tomó al exembajador y exministro de Defensa José Goñi (76) el libro "Gabriela, su difícil camino al Nobel" y que lanzará en mayo próximo, el cual retrata los casi dos meses que pasaron desde que la poeta se enteró de que había ganado el Premio Nobel hasta que dejó Estocolmo días después de haberlo recibido. Un trabajo al que le puso toda su energía y su alma, dice, y que en los últimos cinco años escribió en total soledad en su casa en Isla Negra, donde se retiró de la vida pública en 2018 tras terminar su segundo período como embajador en Suecia.
-Podría haber sido otro lugar en la costa, pero Isla Negra y la presencia de Neruda le da un plus enorme para decidirse por estos rincones. Neruda nunca se equivocó en los lugares en que él decidió vivir y estando acá uno lo ratifica. Muy sabio fue el poeta -dice Goñi sobre por qué decidió instalarse en este balneario.
Su casa, un espacio de tres pisos, al borde de un acantilado, desde donde se ve un agitado mar, es un refugio, cuenta, donde recibe a amigos, pero no tantos tampoco, porque tras una vida como embajador en países como Italia, México, Suecia y Estados Unidos, y dos años como ministro de Defensa de Michelle Bachelet, atesora el estar tranquilo.
-Ya hice lo suficiente, en términos de la vida social que uno puede tener en la vida, ya cumplí la cuota. Y vivir acá es un lujo personal que, por suerte, me puedo dar.
José Goñi se queda en silencio y mira a su alrededor. En el living tiene cuadros de Roberto Matta y una escultura de Pablo Neruda igual a la que él inauguró en Italia cuando fue embajador, también muchos libros en inglés, español y sueco; decenas de fotografías en distintas partes del mundo y con políticos como Ricardo Lagos y Barack Obama e incluso escritores como Gabriel García Márquez. Un sinfín de objetos, todos recuerdos de sus viajes, adornan cada espacio del lugar.
-Mira tú misma quiénes son mis compañeros acá: el ruido del mar y de los pájaros. Mira lo que es despertarse y acostarse con esto -dice y vuelve a quedarse en silencio.
Actualmente, tiene familia en Suecia: una hija y dos nietos. A ellos los ve cuando viajan a verlo, o cuando se encuentran en alguna parte del mundo.En junio próximo será el turno de Italia.
-Quisiera que ellos estuvieran acá y así verlos más a menudo, pero no es posible.
Lo único complicado de vivir aquí en Isla Negra, cuenta, es el acceso a la salud. Cada vez que necesita ir a un control tiene que ir a Santiago. La situación es una molestia para él, porque le toca hacerlo seguido: José Goñi vive con una leucemia crónica y un linfoma desde hace trece años.
-Trato de hacer una vida normal, aunque estoy más débil y me canso...
-Podría haber sido otro lugar en la costa, pero Isla Negra y la presencia de Neruda le da un plus enorme para decidirse por estos rincones. Neruda nunca se equivocó en los lugares en que él decidió vivir y estando acá uno lo ratifica. Muy sabio fue el poeta -dice Goñi sobre por qué decidió instalarse en este balneario.
Su casa, un espacio de tres pisos, al borde de un acantilado, desde donde se ve un agitado mar, es un refugio, cuenta, donde recibe a amigos, pero no tantos tampoco, porque tras una vida como embajador en países como Italia, México, Suecia y Estados Unidos, y dos años como ministro de Defensa de Michelle Bachelet, atesora el estar tranquilo.
-Ya hice lo suficiente, en términos de la vida social que uno puede tener en la vida, ya cumplí la cuota. Y vivir acá es un lujo personal que, por suerte, me puedo dar.
José Goñi se queda en silencio y mira a su alrededor. En el living tiene cuadros de Roberto Matta y una escultura de Pablo Neruda igual a la que él inauguró en Italia cuando fue embajador, también muchos libros en inglés, español y sueco; decenas de fotografías en distintas partes del mundo y con políticos como Ricardo Lagos y Barack Obama e incluso escritores como Gabriel García Márquez. Un sinfín de objetos, todos recuerdos de sus viajes, adornan cada espacio del lugar.
-Mira tú misma quiénes son mis compañeros acá: el ruido del mar y de los pájaros. Mira lo que es despertarse y acostarse con esto -dice y vuelve a quedarse en silencio.
Actualmente, tiene familia en Suecia: una hija y dos nietos. A ellos los ve cuando viajan a verlo, o cuando se encuentran en alguna parte del mundo.En junio próximo será el turno de Italia.
-Quisiera que ellos estuvieran acá y así verlos más a menudo, pero no es posible.
Lo único complicado de vivir aquí en Isla Negra, cuenta, es el acceso a la salud. Cada vez que necesita ir a un control tiene que ir a Santiago. La situación es una molestia para él, porque le toca hacerlo seguido: José Goñi vive con una leucemia crónica y un linfoma desde hace trece años.
-Trato de hacer una vida normal, aunque estoy más débil y me canso...
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