La izquierda y los niños - 18 de Noviembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 745941661

La izquierda y los niños

La comisión de Familia de la Cámara de Diputados rechazó el aumento de la subvención a los organismos colaboradores del Sename. Este incremento formaba parte del Acuerdo nacional por la infancia, pues existe consenso en cuanto a considerar que el subsidio actual es muy insuficiente. Si acaso es cierto que los niños más vulnerables son prioritarios, eso debe traducirse en una correspondiente asignación de recursos. ¿Por qué, entonces, la oposición desconoció el acuerdo que había suscrito?Uno de los motivos esgrimidos fue la necesidad de mejorar la fiscalización a los organismos que reciben recursos públicos. Aunque en principio la idea parece razonable, todo indica que en este caso se trata de una maniobra dilatoria. Por un lado, la ley corta que está en discusión nunca tuvo ese propósito, y, por otro, las exigencias establecidas por la comisión rayan en el delirio. Uno de los requerimientos es la recolección y entrega de infinitos datos de dudosa utilidad. Se habla, por ejemplo, de toda la información sobre "su historial administrativo, financiero, económico, laboral, previsional y de cuidado y de protección", y se pide luego la entrega de la información relativa "a las subvenciones y fondos públicos recibidos durante toda su existencia" (sí, leyó bien). En otras palabras, la idea sería que esas instituciones -algunas de ellas muy antiguas- se dediquen durante meses a reunir papeles con el solo objeto de satisfacer una excéntrica necesidad burocrática. Es difícil pensar que una exigencia de esa naturaleza pudiera tener algún efecto en la vida de los niños que hoy experimentan las carencias del sistema.Se ha deslizado también como motivo la existencia de un supuesto lucro de los organismos colaboradores. No obstante, dicho argumento es difícil de sostener. Un mínimo conocimiento de la realidad de los hogares permite saber que los montos recibidos no alcanzan a cubrir los costos. De hecho, la mayoría de los organismos debe salir a buscar dinero -caridad mediante- para llegar a fin de mes. Por lo mismo, el peligro actual es que muchos centros cierren por falta de recursos, a sabiendas de que el Estado no tiene capacidad para hacerse cargo de esos niños. Todo esto se vuelve aún más absurdo si recordamos que el Estado gasta cuatro veces más por niño en sus propios centros que en el subsidio a las instituciones colaboradoras. Aunque la izquierda -y la Defensoría de la Niñez- prefieran mirar para el lado, ese solo dato debería producir...

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