La izquierda extraviada - 2 de Enero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 699985793

La izquierda extraviada

La experiencia muestra que el progreso de los países va de la mano con su capacidad de construir una visión compartida, que contenga los anhelos más profundos de la población y que, al mismo tiempo, esté firmemente anclada en la realidad. Esto fue lo que los líderes de la Concertación lograron articular a fines de los 80, sentando las bases del enorme progreso en los veinte años siguientes.

Estos cambios generaron nuevas tensiones, producto de la brecha entre las aspiraciones de una ciudadanía renovada y la capacidad de la sociedad para satisfacerlas. Así, el debate de la izquierda, a mediados de la primera década del milenio, buscaba las estrategias para elevar los umbrales y estándares de las políticas sociales, especialmente en educación y salud. Dos desafíos indispensables para avanzar en esta dirección era un pacto fiscal que generara más recursos y la modernización del marco institucional del Estado. Este programa también buscaba mayor protagonismo de los ciudadanos y una gobernanza más abierta. Claramente, la izquierda mantenía la ventaja intelectual y política en los debates de futuro, que algunos asociaron con la elaboración del "relato" postransición, que apelaba entonces a la construcción de un país moderno, integrado al mundo y que avanzaba en equidad.

Sin embargo, el fracaso del Transantiago en 2007 y los malos resultados en las elecciones municipales en 2008, por mencionar dos hechos de amplia repercusión, interrumpieron este proceso reflexivo. Se encendieron las alertas en los partidos de la Concertación, abundaron las recriminaciones internas, se agudizaron las críticas entre "autoflagelantes" y "autocomplacientes", se multiplicaron los díscolos y la acción política terminó volcada a salvar los fines electorales de corto plazo.

Esta debilidad de los partidos tradicionales permitió que los movimientos sociales comenzaran a tener una creciente influencia en el sistema político. Organizaciones sindicales; deudores habitacionales; asociaciones de consumidores; federaciones estudiantiles; representantes de diversas minorías; movimientos regionales; deudores del Crédito con Aval del Estado (CAE); agrupaciones de pensionados, y funcionarios públicos pasan al primer plano y la abundancia de recursos públicos en este período -el superciclo del cobre- extrema este cambio.

La multiplicidad de causas e identidades representadas por estos grupos, de una parte, y la tentación por alcanzar rédito político inmediato, por otro, desdibujó...

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