Isfahán, la ciudad arcoíris - 10 de Noviembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 825716269

Isfahán, la ciudad arcoíris

Muchos viajeros de raza sienten que llegar a Irán es llegar a un banquete. Pero la masa de turistas no aparece por aquí. Tal vez muchos confunden Irán con Irak. Otros quizá creen ciertas las amenazas de invasiones y represalias anunciadas semana por medio por los matones de siempre. Por eso, cada vez que escribimos de Irán es como arrancarnos la piel. Duele. Duele que tantos se priven de conocerla. Es un sitio para celebrar la vida. No es para tenerle miedo. Ahora estamos aquí. No nos hemos ido y ya queremos volver. "Si te descuidas, te quedas". Y así como los buenos viajes empiezan mucho antes de partir, sentimos que este viaje nunca tendrá fin.Isfahán es magnífica no por azar. Unos 500 años antes de Cristo ya era lugar de descanso real, y Persia se había convertido en la primera superpotencia de la historia del hombre, donde veintitrés pueblos distintos convivían en paz. El escritor español Alfred Bosch nos recuerda que, después, "durante la Edad Media, mientras la Europa feudal languidecía en el analfabetismo y el aislamiento, las escuelas y universidades coránicas brillaban aquí como centros de saber". Y siglos antes ya era vista como capital del humanismo y de las culturas clásicas. Formó parte del imperio persa safávida, que entre los siglos dieciséis y dieciocho llevó el arte de Persia a su período más admirable e hizo de Isfahán lo que es hoy. Al igual que los príncipes del Renacimiento, algunos de los monarcas safávidas estaban unidos al arte. Ismail fue poeta. Tahmasp, pintor. El hombre que imaginó la etapa más brillante de Isfahán, Abbás I, sostenía la luz mientras el calígrafo real decoraba. Esos reyes-guerreros, tan envueltos en intrigas, eran grandes benefactores de artistas. Ellos hicieron de Isfahán "deliciosa como un sueño, modelo de lo bello".Para conseguirlo, Abbás dispuso de 25 mil artesanos en la ciudad. Multiplicaban mosaicos, sedas, terciopelos, damascos, brocados. Gran promotor del comercio internacional, se unió a armenios cristianos, artesanos y astutos comerciantes. Les construyó un barrio para recibir cien mil personas, con plena libertad religiosa y espiritual. Por eso, Isfahán, siendo chií (ala minoritaria del Islam, seguidora de Alí, el sucesor de Mahoma), es hoy también la ciudad más cristiana de Irán. Su admirable catedral armenia, con rasgos islámicos y católicos, ha sabido vivir en paz con otros credos. Se halla en el barrio de Jolfa, que en su entorno tiene el comercio más delicado y donde todo ocurre y nadie lo sabe.Campeón del capitalismo de Estado, el sah Abbás le dio apoyo, sin embargo, a miles de talleres familiares que también vendían al mundo. Para perfeccionar la cerámica y conquistar mercados con los mejores barnices, colores y estilos, contrató a 300 ceramistas chinos. Todo lo anterior fue sumando méritos a la decoración de mezquitas, palacios y escuelas coránicas. Nada hicieron mejor los persas que sus mosaicos y azulejos. Abbás llevó a Persia a su época de oro. Por eso, cuando se han visto las mezquitas de Isfahán las otras decoraciones solo nos parecen que "no están mal".Incitación al NowruzAl saber...

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