Isabel Allende a 25 años de la muerte de su hija Paula: 'Cada palabra que escribía era una quemadura' - 9 de Mayo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 678681829

Isabel Allende a 25 años de la muerte de su hija Paula: 'Cada palabra que escribía era una quemadura'

Irradia un sol pálido sobre la bahía de San Francisco, donde vive, desde hace treinta años, la escritora más internacional que Chile ha tenido en su historia, Isabel Allende Llona. Al otro lado de la línea telefónica, esta súperventas literaria -67 millones de libros vendidos en 30 idiomas-, creadora multipremiada y homenajeada en los cinco continentes, vuelve a sentirse frágil. Más tarde recuperará su firmeza.

Pero ahora dice, con voz escasamente audible:

-Lo que pasó con Paula es una de esas situaciones en la que uno no tiene ningún control. Hasta que Paula se enfermó, yo tenía la sensación de que, cuando había una crisis, una situación violenta o mala en mi vida, siempre había una manera de escapar. En el golpe militar, me podía ir de Chile. En un mal matrimonio, existía la posibilidad de separarse. Pero cuando Paula se enfermó, no había escapatoria. Ni opciones ni alternativas. Lo único que se podía hacer en ese momento era estar con ella. Y rezar. Yo no soy una persona muy creyente, pero en ese momento lo único que uno puede hacer es tratar de convocar fuerzas mágicas, divinas, para que ayuden. Porque nada funcionaba. Y llega un momento en que hay que confrontar el hecho de que se va a morir, nomás. Y de que se murió. Y cada persona vive el duelo de manera personal. En el caso mío, me ayudó mucho la escritura. Poder escribir "Paula" me permitió recordar día a día lo que había sucedido en ese año de confusión. Porque Paula se enfermó el 6 de diciembre de 1991 en España. Y yo pasé varios meses en el hospital con ella en España y después me la traje a la casa en California. Pero cuando Paula finalmente murió, exactamente un año más tarde, para mí todo había sucedido como en un solo magma.

Al morir su hija mayor, el 6 de diciembre de 1992, Isabel constató que su vida había estado detenida durante doce meses. En su libro "Paula", publicado en 1994, relata cómo fue la agonía de esta psicóloga de ojos grandes y sonrisa ancha, recién casada con un hombre que la adoraba y quien murió en un profundo coma y con daño cerebral severo, por una crisis de porfiria. Paula Frías Allende estuvo hospitalizada 150 días en una institución pública en Madrid, la mayor parte del tiempo en la UCI, donde su madre, su marido, Ernesto Díaz, y su abuela, Panchita Llona, solo podían verla cinco minutos al día. Para ello, las dos mujeres llegaban al hospital antes de la salida del sol y se retiraban, exhaustas, al caer la noche. Era una espera desesperada porque, como dice hoy la escritora, no había nada más que hacer. Solo rezar.

Una tarde, la prestigiosa editora catalana Carmen Balcells decidió poner un bloc de notas y un lapicero entre las manos de Isabel. "Escribe o te morirás de angustia, pobrecita mía. Escríbele una carta a Paula", le dijo. La autora comenzó a llenar, día tras día, el cuaderno. Llenó uno y después otro. Y otro. Y cuando su madre, después de más de tres meses junto a ella en la vigilia, regresó a Chile, esas notas se convirtieron en cartas. Sin querer, Isabel Allende, quien, coronando 28 años de éxito literario recibió en 2010 de manos del Presidente Piñera el Premio Nacional de Literatura, registró una minuciosa bitácora de los peores días de su existencia. Y, cuando su niña murió, fue la base para armar el libro-catarsis que la devolvió a la vida.

Dice desde San Francisco:

-Afortunadamente, yo le escribo a mi mamá todos los días. Había un registro de lo ocurrido. Mi mamá me devolvió esas cartas diciéndome "para que veas que la única salida para Paula era la muerte". Esas cartas estaban en orden cronológico y, al leerlas, me di cuenta de cómo había sido el día a día y pude escribir el libro. Y el revivir ese año y escribirlo me permitió darles límite al duelo y al dolor. Decir 'esto es lo que ocurrió, esta es la tragedia'. Pero, aparte de eso, estaban naciendo mis nietos, estaba mi hijo Nicolás conmigo, estaba enamorada de Willie, tenía a mi madre conmigo. Muchas cosas buenas estaban ocurriendo que yo no veía, hasta que lo empecé a escribir. Con ese libro pude contener el duelo de la...

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