Desde la ironía de Trotski a la furia de Salman Rushdie - 15 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 548823662

Desde la ironía de Trotski a la furia de Salman Rushdie

Son 145 los artículos o entrevistas escogidos en este libro, y solo puedo destacar algunos.

Armando Donoso, en una estadía en España, en 1926, visita a Pío Baroja y a José Ortega y Gasset y entrevista a cada uno. Baroja, tras criticar a Azorín por estar escribiendo libros que parecen escritos por un mero discípulo suyo, se queja de que la obra de Ortega y Gasset se haya vuelto trivial. Lo atribuye a sus viajes a Argentina, donde "algunas mujeres han ejercido influencia sobre él".

En su entrevista a Ortega, Donoso le pregunta si le gusta alguna mujer argentina. "No es una mujer, son muchas", contesta Ortega. Y sigue: "Sin pretender ofender... (a) los argentinos, le aseguro que deseo volver más por ellas que por ellos".

Hay una entrevista conmovedora que le hace Santiago Labarca a León Trotski, el 12 de mayo de 1929. Labarca se encuentra con él en Constantinopla, a donde Trotski ha sido desterrado recién. Labarca está nervioso, porque se siente en presencia de un hombre que hace historia. Un hombre que él creía una fiera, pero que le tiende la mano con naturalidad y simpatía. Trotski le pregunta de Chile, de su movimiento obrero, y hablan de la libertad.

Trotski ironiza sobre la libertad burguesa, aquella que disfrutan solo unos pocos. También ironiza sobre la falacia -según él- de Stalin, de creer que el socialismo pueda sobrevivir en un solo país, sin que se levanten los obreros del mundo entero. Conmueve -87 años más tarde- una ironía mucho más terrible: que Trotski crea que lo que lo separa de Stalin es nada más que este punto estratégico, y no la ambición descarnada del sangriento dictador, que no se quedará satisfecha hasta que el sicario Ramón Mercader asesine a Trotski en 1940.

Demos un salto en el tiempo. Hay tres magníficas entrevistas que hace Lucía Santa Cruz a tres importantes pensadores liberales. A Friedrich Hayek, en 1981; a Michael Novak, en 1988, y a Milton Friedman, en 1990. La más iluminadora me parece la de Novak, el teólogo católico que se convirtió del socialismo al liberalismo. Novak dice dos cosas que me parecen especialmente relevantes para el Chile de hoy. La primera, que los socialistas son envidiablemente diestros en comparar la práctica capitalista no con prácticas, sino con ideales socialistas. Obviamente, cualquier práctica va a parecer miserable frente a un ideal. La segunda, que el capitalismo corre peligro cuando, en vez de preocuparse de invertir en el futuro, se deja invadir por el consumismo, el...

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