La ira en contra del sistema - 21 de Octubre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 327832799

La ira en contra del sistema

De Seattle a Sydney, los manifestantes se han volcado a las calles. Ya sea que estén inspirados por el movimiento "Ocupar Wall Street" en Nueva York o por los "indignados" de Madrid, ellos reclaman por la insatisfacción sobre el estado de la economía, por la injusticia de que los pobres estén pagando por los pecados de los banqueros ricos, y en algunos casos por el capitalismo en sí mismo.

En el pasado era fácil para los políticos occidentales y economistas liberales desestimar estos arranques de furia tildándolos como equivocados. En Seattle, por ejemplo, la última gran protesta (en contra de la Organización Mundial de Comercio, en 1999) parecía sin sentido.

Si es que tenían un objetivo, parecía egoísta, como un intento de empobrecer a los países emergentes a través del proteccionismo. También esta vez algunas cosas resultan familiares: un toque de extraña violencia, una gran cantidad de despotricaciones incoherentes y demasiada inconsistencia.

Los manifestantes tienen objetivos diferentes en distintos países. Impuestos más altos para los ricos y un odio hacia las entidades financieras es lo más parecido a un denominador común, aunque las encuestas en Estados Unidos muestran que la ira popular en contra del gobierno se ve eclipsada respecto del rencor hacia Wall Street.

Pero incluso si las protestas son pequeñas y confusas, es peligroso desestimar la rabia generalizada que existe alrededor de Occidente. Hay legítimas quejas muy arraigadas. Los jóvenes -y no sólo los que están en las calles- probablemente se enfrentarán a mayores impuestos, beneficios menos generosos y vidas laborales más largas que las de sus padres.

En lo inmediato, las viviendas son más caras, el crédito es más difícil de conseguir y hay escasez de empleo, no sólo en las viejas industrias manufactureras, sino también en lujosos servicios que atraen crecientemente a graduados más endeudados. En Estados Unidos el 17,1% de aquellos de menos de 25 años de edad están sin trabajo; a lo largo de la Unión Europea el promedio de desempleo juvenil llega al 20,9%. En España alcanza un asombroso 46,2%. Sólo en Alemania, los Países Bajos y Austria la tasa llega a un dígito.

No sólo los jóvenes se sienten afectados. Las personas de edad mediana enfrentan una caída de los salarios reales y la disminución de los derechos de pensión. Y aquellos de más edad están viendo cómo la inflación corroe el valor de sus ahorros. En Gran Bretaña están subiendo en alrededor de 5,2%, pero los retornos...

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