Introducción. Clasificación de la ciencia - Estudio de ciencia jurídica pura - Las reglas jurídicas - Libros y Revistas - VLEX 1027192136

Introducción. Clasificación de la ciencia

AutorErnest Roguin
Páginas15-37
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Las regLas jurídicas. estudio d e ciencia jurídica Pura
estudio de ciencia jurídica Pura
introducciÓn
clasiFicaciÓn de la ciencia
i
generalidades
1. El título de esta obra sorprenderá, más que a nadie, a las personas
consagradas al estudio del Derecho. Que yo sepa, nadie ha intentado hasta
hoy crear en esta ciencia una parte que merezca la denominación de «pura»,
es decir, que se limite a estudiar las consecuencias necesarias de ciertos
datos establecidos de antemano sin relación alguna, con un sistema positivo
cualquiera de legislación, y sin tener para nada en cuenta el bien o la utilidad
del contenido de las reglas analizadas. Nos proponemos demostrar con este
ensayo la posibilidad de estudiar el derecho libre de toda consideración
histórica y crítica. Estamos, además, convencidos de la utilidad de esta obra,
a la cual deben seguir otras.
En cuanto a la clasicación de las relaciones de derecho privado, se han hecho
ya ensayos de ordenación sistemática de los principales grupos de relaciones
de esta clase. Pero estas tentativas, a las cuales parece han dado sus autores
escasa importancia, las creemos muy defectuosas y faltas de aquel análisis
minucioso y profundo que debemos consagrarle. Pretendemos haberlo
hecho mejor, sin que esto signique que nos satisfaga el trabajo en todos sus
extremos. Hay en él, además, la novedad de no tratar sino las relaciones de
derecho que han tenido existencia, excluyendo severamente todo juicio crítico.
Deseamos que las personas imparciales completen este trabajo y perfeccionen
la constitución de la ciencia jurídica pura, última disciplina constituida de todas
las que componen el estudio del Derecho.
Para demostrar lo que será esta ciencia y para dar a entender su interés y
belleza, nos parece indispensable una sumaria exposición de la clasicación
de los conocimientos1.
1 Nos hemos inspirado bastante en el notable estudio de Adrian Naville, profesor de
losofía de la Academia de Neuehâtel, publicada en la Critique, philosophique con el
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ErnEst roguin
2. El mundo comprende seres o fenómenos de diferente naturaleza:
inorgánicos u orgánicos; vegetales, animales o humanos; entre estos, los
hay que se reeren al individuo y otros al grupo. Estos últimos hechos,
son relaciones sociales, divididos, naturalmente, en relaciones económicas,
morales, jurídicas, etc., etcétera. Todo conjunto de seres, de fenómenos o de
relaciones sociales que llenan el Universo, cada «grupo de existencias», en
una palabra, da lugar o es, naturalmente, susceptible de servir de estudio a
un conocimiento especial: física, química, astronomía, mineralogía, botánica,
economía política, moral, derecho, etc., etc. En el amplio sentido de la palabra,
se denen y clasican las ciencias por la diferente naturaleza de su objeto.
Todos los autores de cuadros sistemáticos, al formarlos, tienen en cuenta
esta distinción de los conocimientos según la agrupación natural de los
seres o fenómenos. Pero unos más y otros menos, omiten otra verdad de
importancia capital, como es la de que un conjunto cualquiera de fenómenos, lo
mismo los extraños al hombre que los producidos en todo o en parte por él,
pueden ser siempre objeto de diferentes actividades intelectuales, funciones
especícamente distintas del espíritu humano, o bien que cada reunión de
fenómenos o de relaciones puede preocupar el pensamiento desde diferentes
puntos de vista y siguiendo diferentes direcciones. He aquí la enumeración de
las funciones intelectuales que hemos de comprobar:
3. 1.º La función creadora, la fantasía, es decir, la que concibe seres o fenómenos
espontáneamente, sin obedecer a ningún principio, ni al de lo verdadero,
ni al de lo posible, ni al de lo útil o del bien, ni, con mayor motivo, al de
la necesidad. El hombre puede gurarse, y se imagina frecuentemente,
fenómenos inorgánicos, orgánicos o humanos. A veces son quimeras,
monstruosidades o deformidades, que pueden ser bellas, excelentes, etc.
Poco importa lo que una comprobación posterior acredite; lo esencial es
que, cuando la fantasía trabaja, no se preocupa para nada de producir
creaciones uniformes a una norma cualquiera, ni siquiera a las de índole
estética, lo cual implicaría el ejercicio de una cierta actividad critica de
que carece la función imaginativa. Esta puede trabajar libremente en un
orden cualquiera de hechos de los que componen el Universo. Sobre
todo, el hombre puede imaginar relaciones jurídicas que no respondan a
más necesidad que la de la creación. Y es cosa de la mayor importancia
el que la función creadora es condición precisa para todas las demás: es
la que directa o indirectamente les facilita el material.
título de la Classication des Sciences, y en tirada aparte, Georg Ginebra y Bâle, 1888. De
él hemos tomado un corto número de ideas y de frases, como la de teoremática, que
designa precisamente la ciencia pura, y salvo algunos puntos, como la denición de arte,
estamos de acuerdo con él. Véase más adelante el núm. 8. Independientemente de las
obras generales de losofía hemos consultado también el trabajo de Angelo Valdarnini,
profesor de losofía en Pisa, titulado Principio, intendimento e Storia della Classicazione
delle umane conoscenze secondo Francesco Bacone. Florencia, Celini, 1880.

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