La intrincada realidad de los transgénicos en Chile
Pero primero, los llamados transgénicos tendrán que superar toda la mala percepción que tiene el público de ellos respecto de su potencial impacto en la salud y la biodiversidad.
Los dardos apuntan principalmente a dos componentes claves: el herbicida Roundup, usado en cultivos transgénicos como el maíz, y el bifenil trifosfato, presente en los cultivos transgénicos resistentes a insectos.
Los defensores de la tecnología aseguran que no hay nada que temer, que los alimentos que han desarrollado son seguros y que la mayoría de los estudios que los cuestionan carecen de bases científicas sólidas y que han sido debidamente desacreditados por la comunidad científica mundial, a través de más de 600 publicaciones revisadas por expertos.
En cambio, quienes los objetan replican que cada día están saliendo nuevas investigaciones que validan sus aprensiones, y que varios de los estudios más controvertidos fueron desmentidos luego de un intenso lobby de la industria, que tiene millonarios intereses económicos detrás.
Nueve cultivos
La realidad es que en el mundo actualmente solo se desarrollan nueve cultivos transgénicos, detalla el biólogo Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio, organización que promueve la investigación y desarrollo de estos productos en el país.
De ellos, el 99% de los cultivos corresponde a algodón, maíz, soya y canola, que se producen en distintos continentes, menos Europa. Y el resto se reparte entre una papaya que únicamente se produce en Hawai, una berenjena que se cultiva en Bangladesh, una variedad de remolacha que se obtiene en Canadá y EE.UU., y un zapallo italiano, que también solo se desarrolla en EE.UU.
En América Latina, los grandes productores son Brasil, con 40 millones de hectáreas (ha); Argentina, con 20 millones, y Paraguay, con 3 millones.
En Chile solo está autorizada la producción de semillas para exportación a mercados del hemisferio norte. En la última temporada se produjeron 8.000 hectáreas, pero el máximo histórico hace dos años fue de 35 mil. El 70% corresponde a maíz.
Además de eso, desde el año 1991, cuando un investigador del INIA desarrolló una papa transgénica en el país, se han desarrollado a nivel experimental alrededor de una veintena de experiencias.
Es así como la U. Católica ha estado trabajando en cítricos transgénicos tolerantes a la salinidad, que se podrían utilizar en la zona norte, mientras que en el INIA se han desarrollado vides transgénicas resistentes a hongos.
En la U...
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