Intentando volver al jardín - 28 de Julio de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 800653301

Intentando volver al jardín

Hace poco más de una semana, el cantautor David Crosby llegó a los estudios del canal NBC en el Rockefeller Center, para aparecer en el show de Jimmy Fallon. Iba a promocionar Remember My Name -un descarnado documental sobre su vida-, a rememorar su legendaria carrera y explicar por qué ya no se habla con sus viejos compañeros de Crosby Stills & Nash. La entrevista quedó perfecta. Él no explotó (como suele hacerlo), nadie se salió de libreto y lo taparon a aplausos. Lo inquietante vino después, cuando tomó su guitarra y junto a The Roots, la banda del programa, comenzó a tocar los acordes de "Long Time Gone", uno de los grandes temas del trío: melodía sombría, compuesta tras los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King, en el corazón de la guerra de Vietnam y a principios del gobierno de Nixon; una solitaria voz gritando en plena noche oscura, "cuando aún falta mucho para el amanecer", y que sonaba tan adecuada en 1969 -cuando su autor tenía sólo 28- como suena hoy, a medio siglo de distancia, en plena era Trump.Nadie lo aludió en la entrevista, pero "Long Time Gone" es la primera canción que suena en "Woodstock" (1970), la película: el oscuro tema ambienta una extensa secuencia inicial, en que se ve al equipo organizador preparar escenario, torres de iluminación, tiendas y rejas de contención, básicamente todo lo que esa espontánea y efímera ciudad de 500 mil jóvenes repletó, ocupó y finalmente arrasó entre el 15 y el 18 de agosto del 69, en la enorme y plácida ladera facilitada a último minuto por el agricultor Max Yasgur.La fascinante voz de Crosby, quebrada, devastada por las décadas, evoca esa imagen sin dificultad; en clave angélica y a la vez espectral; en tono idealista y a la vez industrial. Woodstock como milagro y fenómeno, pero también como empresa y marca registrada.Pieza de museoResulta inevitable plantearlo ahora, en las puertas del aniversario número cincuenta, con el evento ya consagrado como un momento culminante de la cultura de masas, pero también como punto de partida de un lucrativo negocio -el de los festivales de rock - que mueve miles de millones en cada temporada, y que poco a poco ha ido diluyendo y nublando el recuerdo de aquel instante original.Es cosa de ver cómo le ha ido a Michael Lang, uno de los cuatro organizadores del festival del 69, en su intento por armar un "Woodstock 50". Faltando menos de un mes, ha perdido la autorización de lugar, apoyo monetario de sus socios y la mayoría de las bandas convocadas se ha bajado. Lang, que montó con éxito nuevas versiones de Woodstock en el 94, 99 y 2009, insiste en que de una u otra forma llegará a puerto, incluso si eso significa empujar la fecha hacia adelante, pero a la luz de la estupenda salud que gozan festivales como Coachella, Lollapalooza, Glastonbury, Bonaroo, Roskilde o Primavera Sound -a estas alturas, convertidos en virtuales corporaciones-, su imagen de anciano y solitario emprendedor luchando contra la máquina, luce melancólica cuando no trágica.La sensación se amplifica al considerar que todos estos eventos "hijos", en cierto modo, han hecho un trabajo comercial y de marca que supera con mucho lo conseguido por el evento que lo gatilló todo. Woodstock había sido concebido a la sombra de Newport, Monterey y otros festivales pioneros donde el énfasis era la experiencia comunal, un ejemplo que fue imitado por otras citas realizadas inmediatamente después como Altamont (donde la cosa salió mal) y la isla de Wight; pero, a la luz del modelo actual de los festivales musicales, esa matriz se ha vuelto casi irreconocible. Basta darse una vuelta cada marzo por nuestra versión local de Lollapalooza para constatar que, si bien es un gran ejemplo de globalización de un megaevento musical (nació en Chicago, en 1991, y hoy tiene al menos 7 versiones en el mundo), lo que tenemos básicamente frente a nosotros es un curioso mix entre la clásica vivencia del concierto de rock y el vitrineo en el mall , con un público que va migrando de escenario en...

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