'Hemos instalado una expectativa desproporcionadamente alta respecto a lo que es posible en realidad'
Está sentado al fondo de un café en Vitacura, de chaqueta y corbata y una pulsera verde enroscada en la muñeca derecha que a veces se toca mientras habla.Es extraño no verlo de delantal blanco, el mismo que dicen los políticos que sirve tanto en campaña electoral. Pero el suyo, asegura, jamás será usado con esos fines, porque no le interesa competir. Y lo repite, aunque sin duda es uno de los ministros más políticos del gobierno de Piñera II y, dicen, uno de los que más escucha. "¿Por qué no fui senador después del primer gobierno? Si podría haberme presentado perfectamente", dice.Llegó hace tres meses al Ministerio de Salud, después del último cambio de mando, y aunque comenzó con una polémica muy en su estilo -trató de ignorantes a los parlamentarios-, después se disculpó y bajó su perfil. Pero hoy habla de política a sus anchas.-¿Es verdad que hay gente que le sugirió entrar a un cargo más político en este segundo gobierno?-Hay mucha gente que sugirió eso.-¿Y usted lo pensó?-El Presidente me llamó para ser ministro de Salud, yo le dije que bueno...-¿La salida de Luis Castillo de la Subsecretaría de Redes Asistenciales le trajo costos en su relación con la UDI?-Me trajo costos en la relación con la UDI. La UDI tenía una sensación de que Lucho Castillo era uno de ellos, a pesar de que no es militante. Evidentemente, cuando sale Lucho, dentro de lo que se habla de mantener los equilibrios, creo que a ellos les hubiese gustado tener a alguien muy marcadamente UDI en la Subsecretaría de Redes Asistenciales, y eso no se dio.-Como contrapeso decían, porque a usted no lo sitúan cerca de los partidos...-Ellos me sitúan donde me deben situar: soy un piñerista a ultranza. Me ubico en un piñerismo duro.-¿Es cierto que votó por Bachelet en 2006?-Nunca he votado por la expresidenta Bachelet, nunca pensé que fuera a ser una buena Presidenta.Una bala mortal-¿Cuál es su diagnóstico sobre el momento político?-Padecemos de cierto provincialismo. En el sentido de que estamos insertos en un momento de la historia que es muy difícil de entender. Hoy, las tres grandes filosofías políticas que vio nacer el siglo XIX, el fascismo, el capitalismo y comunismo, siguen fuertes. Y la idea de un mundo inspirado en el comunismo no es una cosa que esté en el pasado, es extraordinariamente fuerte hoy en la política chilena. La idea de una sociedad controlada por una economía o un imperalismo de Estado es algo muy fuerte en el Frente Amplio y en el PC, sobre todo en la generación más joven.-¿Lo ha sentido en la discusión de las 40 horas laborales?-Lo que siento, desde mi cartera, es que uno va al Parlamento pensando en que se trata de algo bueno para la ciudadanía, pero lo que se encuentra es un terreno en el cual 'esto no podemos permitir que pase'. O sea, aquí hay un principio de lucha política, de guerra política. En el caso de la ministra Cubillos, levantemos la acusación en su contra porque está conduciendo una forma de ver...
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