Insomnio: esa otra luz de la razón - 25 de Septiembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 911170215

Insomnio: esa otra luz de la razón

Fue el mucho leer y el poco dormir lo que le secó el cerebro a don Alonso Quijano y le hizo perder el juicio. Recordémoslo, ya Quijote, velando sus armas, en ese paseo que comenzó cuando empezaba a cerrar la noche: "Admiráronse de tan extraño género de locura y fuéronselo a mirar desde lejos, y vieron que, con sosegado ademán, unas veces se paseaba; otras, arrimado a su lanza, ponía los ojos en las armas, sin quitarlos por un buen espacio dellas".Podría ser la descripción de la noche de cualquier insomne; al menos a ojos de los afortunados que duermen y tienen razón. Eso, claro, si es que no estuvieran descansando.Michaël Foessel, un insomne filósofo francés, cuenta en su libro "La noche. Vivir sin testigo" (Metales Pesados), que a menudo se pregunta qué hace aquí todavía, en la oscuridad: "¿Quién soy yo, este que sigue despierto?". Es la pregunta de un noctámbulo, de aquel que, según Foessel, deviene búho, habitante de un mundo sin testigos, o al menos no esos testigos claros y distintos del día.Fantasías y miedosEn los últimos años, tal vez por coincidencia, quizás como signo de nuestro tiempo, han aparecido ensayos que reflexionan sobre el insomnio. Son libros que, sin dejar de lado el aspecto médico del asunto, profundizan en el sentido o sinsentido existencial y hasta cultural de ese mal y de la vida nocturna.En "La noche" (Fiordo), el poeta y ensayista Al Alvarez, luego de hablar de fantasías y miedos infantiles, como que una almohada te coma la cabeza, escribe: "El día, con su rutina y sus ocupaciones, mantiene la mayor parte de estas fantasías en cintura. Pero por la noche, una vez oculto el mundo externo, el sentido común pierde sus referencias y se abre espacio para que se hagan sentir figuras menos dóciles".La noche, como el amor, no es algo dado, se hace. Así lo cree la psicoanalista y escritora Constanza Michelson, autora de "Hacer la noche" (Paidós). El insomnio puede llegar a ser una "catástrofe psíquica" o existencial, dice la autora, como la que describe Cioran en "En las cimas de la desesperación". Es una suerte de detención del tiempo, o peor, una continuidad sin hitos, sin futuro, sin nuevas perspectivas.Soñar y narrar son formas de trabajo simbólico, escribe Michelson: "Cuando falla ese trabajo, cae la imaginación, no hay nuevas perspectivas, sino que repetición. Esa es la tragedia del insomnio quieto, también del dormir bajo sedantes o narcóticos; dormir que no alcanza a 'reparar' porque no se hace el trabajo del sueño...

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