Los diseños inolvidables de la historia - 25 de Octubre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 328375099

Los diseños inolvidables de la historia

John Galliano lo sabe bien y se lo comentó a Kate Moss el día de su matrimonio. El ex creador de Christian Dior -una autoridad para hablar de historias tumultuosas, caídas en desgracia y escarnio público- diseñó en julio el vestido que la supermodelo llevó en su matrimonio con el rockero británico Jamie Hince -guitarrista del grupo The Kills-. Mientras Galliano la preparaba para subir al Rolls Royce que llevó a la modelo a la iglesia de St Peter, un edificio del siglo XII en un poblado del suroeste de Inglaterra, le dijo inspirado: "Tú tienes un secreto, eres la última de las rosas inglesas, y cuando levantes el velo, se verá tu pasado disipado".

Dicho y hecho. El vestido de Kate Moss -un diseño inspirado en la época de jazz, en Zelda Fitzgerald y con una silueta fluida en encaje color marfil- fue aclamado por la prensa y apareció en la edición de septiembre de Vogue, que en sus páginas lo calificó como "el más romántico vestido de novia del año". Así, la plebeya Kate Moss, gracias al talento de Galliano, brilló como princesa y sorteó el fantasma que Kate Middleton, la verdadera princesa, había dejado unos meses antes cuando se casó con Guillermo de Inglaterra.

Con diseños igual de ensoñadores y biografías personales totalmente diferentes, las dos Kate más admiradas por los británicos quedaron al mismo nivel. La novia descarriada y la novia esperada por la realeza, gracias al hechizo de la costura y las telas exquisitas, inspiraron las más encendidas frases de la cursilería fashion. Comentarios que apelaron a cenicientas, cuentos de hadas y vestidos salidos de otro mundo, pero hilvanados en talleres tan terrenales como abnegados.

De hecho, el diseño que Kate Middleton -Catherine, duquesa de Cambridge, para la casa real- lució el 29 de abril en la Abadía de Westminster para convertirse en la mujer del futuro rey de Inglaterra es una obra de artesanía y esfuerzo costurero. El vestido -ya en el olimpo de los modelos más copiados por las novias del mundo- fue creado por Sarah Burton, la sucesora de Alexander McQueen, y encandiló con su silueta de corte ajustado, ceñidas caderas, mangas largas, cola de casi tres metros de largo y blusa de encaje "Cluny", que fue fabricado por la Real Escuela de Costura en Hampton Court Palace, cuyos trabajadores se lavaban las manos cada treinta minutos para mantenerlo impecable.

Al igual que Kate Moss, Catherine Middleton escogió el color marfil para su vestido. Las dos novias más impactantes del 2011 -el traje diseñado por Armani para que Charlene Wittstock se casara con Alberto de Mónaco, nadie lo recuerda- se desentendieron de una tradición arraigada en inconsciente colectivo: el dominio del blanco como el color imbatible y supremo a la hora de acicalarse para el matrimonio.

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El imperio del blanco

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El blanco como el color oficial de las novias fue una costumbre que inició la reina Victoria cuando contrajo matrimonio con su primo, el príncipe Alberto de Sajonia, el 10 de febrero de 1840 en la capilla real del Palacio de St. James. Aunque otras princesas y nobles europeas ya habían escogido el blanco, la amplia publicación del retrato de bodas de la reina con su traje -una blusa y una falda de satén de seda, un velo de encaje y detalles de guirnaldas de flores naranjas- lo popularizó. Poco demoró en convertirse en dictamen entre las...

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