Una infiltrada en el mundo de las pasarelas
Al momento de hacer la investigación para una tesis, la mayoría de los aspirantes a un título de posgrado opta por métodos tradicionales, como hacer entrevistas y recopilar datos. Pero Ashley Mears, además, tomó otro camino: durante tres años, se infiltró en la industria del modelaje y la alta costura neoyorquina. ¿Su objetivo? Mostrar cómo este mundo funciona como una suerte de espejismo, porque proyecta muchas esperanzas, pero solo admite el éxito en algunas personas; mientras que a la mayoría apenas le permite sobrevivir. Luego, plasmó todo en su primer libro, "Pricing Beauty: The Making of a Fashion Model" ("Poniéndole precio a la belleza: cómo se hace una modelo"), que hoy es material de apoyo en las facultades de estudios de género y en ramos de sociología económica.
Ashley, quien tiene poco más de 30 años, es profesora asistente de Sociología en la Universidad de Boston y esta investigación le permitió titularse como doctora en Sociología en la Universidad de Nueva York. Pese a desenvolverse en un entorno académico, no es casual que haya querido investigar a fondo el mundo del modelaje: a los 16 años, en su natal Atlanta, había trabajado en fotos y pasarelas, y luego esta actividad la llevó a modelar a Japón y Milán, en lo que parecía ser una carrera promisoria. Más tarde, decidió dejar de lado este mundo, para dedicarse de lleno a sus estudios. Con el tiempo, sintió la necesidad de investigar a fondo las razones del desencanto que esta profesión le había despertado.
-La gente que tiene éxito en esto enmascara las condiciones generales de trabajo en este mundo. Por eso las jóvenes y la cultura pop celebran esta industria, pese a que desde el punto vista de la sociología podría calificarse como "un mal empleo", porque carece de certezas y prácticamente no existe un sueldo estable -explica Ashley Mears desde Boston.
-¿Cómo fue recibida su investigación entre sus pares académicos? ¿Sintió alguna vez que no la tomaban en serio?
-Claro. Escuché a otros profesores referirse a mí como "esa modelo". Pero también tuve la suerte de encontrarme con un puñado de mentores y con compañeros de gran talento y apoyo. El libro está muy bien aceptado como estudio de lo que se conoce como "economía cultural", porque se adentra en el tema de las desigualdades en el lugar de trabajo, en un contexto en el que antes no se había hecho.
-¿Qué puede decirnos sobre cómo se escogen las modelos y qué hace a unas más exitosas que otras?
-En cualquier temporada...
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