El infierno personal de los gendarmes de san miguel - 8 de Enero de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 238213138

El infierno personal de los gendarmes de san miguel

En Noche Vieja no hubo celebraciones en la casa de dos pisos de Víctor Manuel Fierro ubicada en un estrecho pasaje de La Florida. Para Año Nuevo recibieron visita: una familia vecina fue a darle el abrazo. El suboficial de gendarmería los hizo pasar, muy disminuido, y les dijo:Â

-Qué bueno que vinieron ahora. Me siento muy mal: me duele la cabeza y los hombros. Ya me quiero ir a acostar.Â

Eran apenas las doce y media de la noche.Â

Las visitas quedaron sorprendidas: Fierro, 50 años, solía ser el centro de todas las celebraciones. Aficionado a la música mexicana, gozaba cantando a toda voz rancheras de Pedro Infante. De las tristes y de las alegres.Â

No ha sido el único cambio en su vida el último mes, según cuentan sus cercanos. Fierro, chofer del centro penitenciario, estaba en la madrugada del 8 de diciembre dentro de la cárcel de San Miguel. Como todo el resto de personal que lidió con el fatídico incendio, ha estado con licencia médica desde entonces. Tiene una fisura en la escápula izquierda, pero ese es el menor de sus problemas: lo han visto neurólogos, psicólogos y psiquiatras. Está bajo medicación constante, tratándose varias horas a la semana con especialistas, con depresión clínica, casi sin salir de su casa, salvo contadas excepciones. El miércoles fue una: se levantó antes de las cuatro de la mañana para participar en la reconstitución de escena liderada por el fiscal Alejandro Peña. Entró a la cárcel en una camioneta junto con sus compañeros, pasadas las 4:30. Los presos, cuando reconocieron el vehículo, comenzaron a pifiar y a gritarles:Â

-!Asesinos, asesinos¡Â

Los familiares, apostados en Ureta Cox con San Francisco, la misma esquina dónde hace un mes les dijeron, uno a uno, que su padre, hermano, hijo o primo estaba muerto, también se enfurecieron. Varios prometieron venganza por los decesos, apenas la investigación se cierre.

-Es imposible que gendarmería no haya escuchado esto. Los dejaron para que se quemaran como perros -dice Clara Aravena, hermana de José Aravena Lincofil, una de las víctimas, mientras escucha a lo lejos como un grupo de internos grita, intentando simular los desesperados alaridos de los reos que murieron esa madrugada alcanzaron.Â

Adentro Fierro relataba por 45 minutos, paso a paso, deteniéndose en cada unas de las piezas calcinadas, lo que hizo la noche del incendio, la que le cambió todos sus planes.Â

Antes de esa madrugada contaba los días para dejar de trabajar en la cárcel: el 2011 es su...

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