El infierno y la esperanza de un papá oncológico - 18 de Diciembre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879178143

El infierno y la esperanza de un papá oncológico

El día en que se asomó el terror"Julián fue diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda de alto riesgo el 2 de abril de 2018 en la Clínica Alemana. Llegó al borde de la muerte. Tenía 2 años y doce días. Yo volvía de un viaje de trabajo en Estados Unidos, un sábado o un domingo, y mi mujer -Conchita Quintana- me abre la puerta y me dice 'están tus dos hijos enfermos'. Mi hijo mayor, que pasaba ese fin de semana con nosotros, estaba con dolor de guata y vómitos. Julián, con fiebre, y durante toda mi semana fuera había tenido fiebre y tos. Mi mujer lo había llevado dos veces a Urgencia y las dos veces le habían dado el mismo diagnóstico: laringitis. El domingo en la noche acordamos que lo llevaríamos al pediatra al día siguiente. Ese lunes yo tenía una cantidad absurda de trabajo y reuniones. Partí a la pega en la mañana y mi mujer, en algún momento, me mandó por WhatsApp fotos de los ganglios muy hinchados de Julián. Se quejaba, estaba muy decaído, estaba sufriendo. Cancelé mis reuniones para ir al pediatra. Nos bajamos del auto y paré a Julián en el antejardín para sacarle el chaleco. No quería caminar. Julián, que era una especie de demonio de Tasmania, con mucha energía, no se quería mover. Llegamos a la consulta, el pediatra lo miró y nos dijo: 'Intérnenlo'".Antes del 2 de abril de 2018"¿Quién era yo antes del 2 de abril de 2018? Un ingeniero civil dedicado a cualquier cosa menos a la Ingeniería Civil. Había montado dos agencias, una de medios y otra de publicidad, que habían crecido y eran exitosas. Me iba bien financieramente. Con la Conchita habíamos comprado el departamento contiguo a mi departamento inicial y los habíamos unido. Nos gustaban las cosas que teníamos; pocas, pero bellas. Nos habíamos casado cuatro meses antes del diagnóstico y, como no habíamos tenido luna de miel, habíamos comprado pasajes para irnos a Italia en mayo. Chocheábamos con Julián y estábamos saliendo de esa primera etapa intensa de la paternidad y la maternidad. Había recuperado la dinámica de hacer música e instalado un estudio de grabación en mi oficina. Veníamos de un verano muy rico en el sur. Julián estaba comenzando a ir al jardín infantil. La vida se veía buena para adelante".Julián se estaba muriendo"Llegué a la Urgencia de la Clínica Alemana echando el pelo, 'hueveando' a las enfermeras, como era mi costumbre. Le tomaron un par de exámenes y, en el box, esperábamos los resultados, convencidos de que era mononucleosis, la tesis de la pediatra. Hasta que entra la doctora y nos dice: 'Julián tiene un diagnóstico compatible con una enfermedad oncológica, por lo que vemos en la sangre. Los rayos X muestran una masa mediastínica' que se había instalado en el pulmón. Julián se estaba muriendo. 'Lo lamento mucho', nos dijo y, mientras salía del box, se dio vuelta y agregó: 'Andrés, acá hay una persona del área administrativa que te va a acompañar a hacer el ingreso de Julián'. Le di un beso a la Conchita y le dije: 'Cagamos'. Ella estaba arriba de la cama abrazando a Julián. Subí al ascensor y me largué a llorar".Primeras horas en la UCI"Volví a Urgencia, la Conchita estaba con sollozos, había hablado con su papá y con su mamá, empezaron los llamados de mi suegro a mí, de mi papá a mí, llegó mi papá a la clínica, mis cuñados, hasta que nos llevaron a la UCI, donde lo estabilizaron y se quedó dormido en una sala con mil máquinas y niños muy enfermos. Por ningún motivo quería llorar frente a la Conchita y Julián. Estaba con una adrenalina útil para el momento, para ser capaz de hablar con los doctores, de entender qué estaba pasando y hacerme cargo de lo práctico. Nos confirmaron el diagnóstico. La Conchita se desmayó, una de las oncólogas me dijo: 'Tu mujer no podrá volver a trabajar al menos en los próximos nueve meses', y cuando le pregunté sobre las probabilidades de muerte, me respondió que el 70% de los niños sobrevivía a la leucemia que tenía Julián y que el 30% moría. La gravedad de Julián lo tenía en ese 30%. Teníamos a nuestro hijo en la pitilla".Papá oncológico"Lloré mucho...

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