La infidelidad en la era de la transparencia - 22 de Septiembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 582911834

La infidelidad en la era de la transparencia

¿Cómo entender la infidelidad? ¿Por qué es necesario interpretarla bajo una mirada más flexible y aggiornada a estos tiempos? ¿Es el modelo de la monogamia el único posible? ¿Implica siempre traición o esconde otras cosas? ¿De qué depende el poder perdonar? Esther Perel responde a todas estas inquietudes y redobla la apuesta.

-¿Qué es la infidelidad?

-La definición de infidelidad se hace más amplia, día a día, porque las maneras de engañarse están cambiando. El sexting ¿es infidelidad? ¿El Tinder? La noción misma de infidelidad no ha cambiado, pero las expresiones sí, y por ello qué constituye y qué no es una infidelidad está en permanente discusión. En un mismo día, puedo ver un paciente que me dice que no está cometiendo una infidelidad seria porque es "solo sexo", y otro, para quien el sexo es más importante que todo lo demás. Hay quienes dicen que como no hay sexo, no es importante una infidelidad, y otros que justamente porque no hay sexo, es importante. Es la discusión respecto de si existe una diferencia entre la infidelidad sexual y la infidelidad emocional. Y en general, la hay. Creo que es más comprensible decir que cada infidelidad es una historia erótica, y que cuando hay erotismo, hay un aura o una alquimia sexual.

-Hay quienes, ante la aparente tensión que hay entre la monogamia y la fidelidad, adoptan un modelo de relación abierta, pero muchas personas no pueden concebir formar una pareja sin exclusividad sexual, ¿quién tiene razón?

-La infidelidad es una sombra que existe en cada pareja, sea exclusiva, poliamorosa o no-monógama, y en todas, romper el contrato es ser infiel. Siempre surge la cuestión de la monogamia. Mira, un colega mío me hizo una vez una pregunta muy buena: "Si tú supieras que el 50 por ciento de los productos de una marca no funcionan, ¿lo comprarías?"

-No, supongo que no.

-Bueno, el 50 por ciento de los matrimonios no funcionan. Y nos seguimos casando. Entonces, decir que el modelo monógamo es el mejor o el único, no corresponde. Es solo el modelo usado en los últimos cientos de años. De la misma manera que hemos encontrado otros modelos para la familia, hoy se buscan otros modelos, porque la pregunta es si queremos seguir en pareja. Queremos estar juntos, pero muchos jóvenes ven que el modelo de los padres, oficialmente monógamo y clandestinamente promiscuo, no funcionó. En el modelo tradicional, la monogamia la negociamos con nosotros mismos, es decir, si voy a transgredir o no. Pero los jóvenes quieren...

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