Una inesperada escala en 'las Galápagos' de Panamá - 9 de Octubre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 912266576

Una inesperada escala en 'las Galápagos' de Panamá

T ras una semana en Panamá, estaba a punto de dejar el país con la sensación de no haber visto nada. O, digámoslo correctamente, de haber visto lo peor.Había hecho lo que nunca hago: contratar un paquete turístico con una agencia de viajes que es mejor ni nombrar (cinco letras...). La recomendación de la agente incluía cuatro días en Ciudad de Panamá y cuatro más en un all inclusive de la misma cadena hotelera en Playa Blanca, 120 kilómetros al oeste de la capital, donde junto a mi madre nos tocaría hacer maniobras para alejarnos lo más posible de las piscinas (donde las aguas eran gobernadas por masas de turistas ebrios y el reggaetón lo abarca todo haciendo imposible hablar siquiera).Cuando finalizaron esas "vacaciones", ya ansiaba subir al avión y regresar... a descansar. Despedí a mi madre y tomé el aerobús al siguiente terminal. Pero resultó que el vuelo estaba sobrevendido, así que quedé en tierra obligada a armar un plan B y a darle otra oportunidad al país.Un secreto a vocesAbrí Google y, con los 30 minutos de internet gratis que ofrece el aeropuerto de Ciudad de Panamá, empecé a buscar. Di con Santa Catalina , en la costa del Pacífico panameño. Leí que era un pueblo de pescadores en el golfo de Chiriquí, Provincia de Veraguas, y que de ahí salen excursiones hacia las islas Coiba . "Me gustan las islas", pensé. Además, Coiba es parte de un parque nacional declarado patrimonio de la humanidad. Así que, arrendé auto en el mismo aeropuerto, manejé hasta un mall para comprar una sim card para el teléfono (dato útil: las sim cards a la venta en el aeropuerto tienen los precios muy inflados), y busqué un lugar barato donde pasar la noche.Al día siguiente, temprano, emprendí viaje al sudoeste de Panamá.Me dijeron que serían cinco horas de viaje en auto, pero demoré bastante más. Al contrario de lo que imaginaba, la mayoría de las carreteras en Panamá se encuentran en buenas condiciones, pero cada cierto tiempo son interrumpidas por baches profundos en el pavimento. Tras un primer encuentro con uno de estos grandes agujeros, decidí que sería cauto manejar más lento. Y como cada cierto tiempo, además, se ponía a llover, este viaje me tomó casi el día entero: siete horas de manejo, incluyendo algunas paradas para comer en el camino.Como sea, no hay una forma más conveniente para llegar a Santa Catalina, salvo subiendo a un bus que sale una vez al día desde Ciudad de Panamá hasta Santiago, y luego a otro desde Santiago hasta Soná. Y después...

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