La industria de la entretención - 11 de Octubre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 324880167

La industria de la entretención

La industria de la entretención a través de la televisión abierta -única a que tiene acceso la mayoría de la población- recurre crecientemente a la exhibición del ridículo o de la intimidad de personas que reciben una remuneración para realizar o tolerar dicha exhibición. A veces, el espectador tiene la impresión de que a los participantes en ciertos programas no se les otorga el trato que corresponde a su dignidad personal, lo que se justificaría por la antigua máxima liberal según la cual mientras el propio interesado consienta, no se le agravia. Sin embargo, esta máxima es problemática en el plano teórico y también contradice estructuras fundamentales de la sociedad actual, que procuran compensar el desnivel de las partes en relaciones asimétricas.

Así, no existe hoy discusión política o técnica respecto de que ciertos derechos de los trabajadores son "irrenunciables". Si la ley prohíbe, por ejemplo, que las vacaciones de un trabajador sean reemplazadas por pagos en dinero u otros beneficios, ¿podrá ser socialmente indiferente que alguien necesitado de recursos consienta en vender su intimidad o en renunciar al trato respetuoso que se debe a toda persona? Tras la idea de que una cosa es la intimidad o respeto personal, y otra muy distinta los derechos laborales o la seguridad de la vida o la integridad corporal, podría esconderse un sesgo según el cual no hay más bienes que aquellos que se pueden tocar o cuantificar en dinero. Pero la cultura moderna está hecha en buena parte de intangibles e invaluables, y el ejemplo del derecho a vacaciones parece refutar por sí mismo la reducción materialista.

Por otra parte, sin embargo, en una sociedad en que se reconoce a cada individuo el derecho inalienable a decidir sobre la forma de alcanzar su realización personal, aparece como burdo paternalismo cualquier fórmula o institución que pretenda sustituir la decisión individual. Si determinadas personas consideran que la participación de alguien en un talk show es contraria a su dignidad personal, pueden ser libres de mantener y expresar su opinión, pero en ningún caso están facultados...

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