El indomable VALLE DE INGAHUAZ - 30 de Abril de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 678107913

El indomable VALLE DE INGAHUAZ

Aunque algo de eso está cambiando.

Es la 1:30 de la madrugaday Patricio Rojas (54 años) pasa a buscarme al terminal de buses en La Serena junto a su hija María Emilia (19). Desde aquí, será una hora y media de viaje para llegar a la estancia. En el camino, entre muchas otras cosas, Patricio dice que su familia ha sido parte de la historia de este sitio hace once generaciones. María Emilia agrega: "Es un lugar hostil". Al menos la naturaleza le da algo de razón. El paisaje al otro lado de la ventana del vehículo va cambiando: pasado Paihuano, los pueblos desaparecen y también la luz. Bajo el brillo de la luna llena, lo único que se ven son montañas que parecen encajonarse cada vez más sobre el camino. En los faldeos, ni árboles ni arbustos.

Para encontrar el destino, hay que pasar Huanta (el último pueblo antes de llegar a la aduana, y además el último sitio con señal telefónica de la única compañía que tiene cobertura en la zona), y cruzar el puente Las Terneras hasta que, en el kilómetro 130, aparece un portón oxidado donde se lee: "R y L". Son las iniciales de la familia Rojas Lobos.

Aquí pasaremos lo que queda de la noche, para empezar a la mañana siguiente el ascenso a caballo hasta la laguna donde nace el río Ingahuaz. Por ahora, en la cima de una colina nos espera Gabriel Rojas, el hijo mayor de Patricio. En el sector se ven dos casas: solo una -donde duerme la familia de Patricio- tiene luz gracias a un panel solar. No importa demasiado. La noche pasa rápido y al día siguiente el escenario es una postal: una panorámica del río y la carretera con los cerros de fondo.

"Si tenemos suerte, hoy podrían llegar los caballos que pedimos", dice Patricio Rojas: "Así es acá... Te pueden decir que van a llegar, pero no sabes cuándo".

Así nomás sucede. Mientras esperamos, los Rojas nos muestran la vertiente de donde extraen el agua que actualmente están embotellando. Junto a Gabriel Rojas, su hermano, Patricio inició este otro proyecto en 2014 como una manera diferente de empezar a dar a conocer el valle, a lo que luego iría sumando actividades como trekking, cabalgatas y escalada. Eso, además de promover la cultura diaguita, cuya huella puede encontrarse en los alrededores.

Antes, Eduardo, el padre de Patricio Rojas, había cultivado uvas de la variedad moscatel para hacer pisco, pero esa idea ya no es competitiva frente a la operación del resto de las plantaciones del Elqui. Patricio -con sus hermanos- a su vez intentó con la plantación de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR