Indagando en episodios poco conocidos de la vida del general Baquedano - 25 de Octubre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 850925635

Indagando en episodios poco conocidos de la vida del general Baquedano

El general Manuel Baquedano (1823-1897) fue una de las figuras más importantes de Chile en el siglo XIX, tiempo durante el cual el "clima épico", como refiere Juan de Dios Vial Larraín, nunca abandonó al país, convertido en "tierra de guerra", en la célebre fórmula de Mario Góngora. Por lo mismo, muchos héroes de aquel siglo fueron soldados, si bien el proceso de desarrollo republicano estuvo marcado por la presencia de valiosos actores del mundo civil, en la política, la educación y las humanidades.Baquedano fue una figura con una trayectoria militar especialmente destacada, desde que ingresó al Ejército siendo un niño, durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, hasta que coronó su carrera con el triunfo en la Guerra del Pacífico; entremedio participó en las guerras civiles de la década de 1850 y en el conflicto en la Araucanía. En la guerra de 1879 contra Perú y Bolivia reemplazó al general Erasmo Escala como general en jefe del Ejército chileno en abril de 1880, y desde esa posición le correspondió dirigir a las fuerzas chilenas hasta la victoria. Su labor, combates, tácticas y personalidad militar aparecen bien detalladas en la investigación de Rafael González Amaral, "Baquedano. Controversia sobre un general invicto" (Academia de Historia Militar, 2017).En marzo de 1881 regresó a Chile, siendo recibido en forma extraordinaria en Valparaíso y en Santiago, con múltiples manifestaciones populares, en celebraciones que se extendieron por cinco días. Cual Fiestas Patrias, hubo bailes populares, Te Deum, banquetes y numerosos discursos, acompañados de la repetición del himno nacional y la canción de Yungay. Se dice que en la capital la mitad de la población se trasladó hacia la Alameda para recibir a los miembros del Ejército que volvían desde la guerra, que todavía no concluía. Los elogios a Baquedano se repetían, como afirmó el presidente Aníbal Pinto: "Ha ganado para Chile las batallas más trascendentes y más gloriosas que haya presenciado la América del Sur... sin separarse jamás del camino del deber, o más bien dicho, porque nunca se ha separado de él". Pero el general en jefe, con humildad, ponía las cosas en su lugar: "Jamás me asistió el temor de que pudiéramos ser derrotados, teniendo a mis órdenes tales valientes", argumentando que "nuestros soldados han sido leones en el combate, y exactos en el cumplimiento de sus obligaciones".Su fama condujo a que algunos conservadores promovieran su candidatura presidencial en 1881, para enfrentar a Domingo Santa María, pero Baquedano renunció a su postulación, poco acostumbrado a los avatares políticos y temeroso de la intervención electoral del Ejecutivo. Fue combatido en esa ocasión, por razones partidistas y también para evitar el riesgo del militarismo en Chile. Sin embargo, volvería a participar en actividades públicas, en sus dos periodos como senador, entre 1882-1888 y 1888-1894, época en la que disfrutó de un reconocimiento transversal, integrando la comisión de Guerra y Marina. Era uno de los hombres más prestigiosos de Chile, que vivía con sencillez, desayunaba con habitualidad en el mercado, visitaba enfermos, solía caminar por el cerro Santa Lucía y se reunía con sus amigos y saludaba a quienes querían conocerlo.Según Gonzalo Vial, lo rodeaba "el prestigio patriótico, casi sobrenatural" de su trayectoria y heroísmo. Francisco Antonio Encina consideraba que "el pueblo chileno lo erigió en símbolo del grandioso esfuerzo que desplegó, atravesando mares y desiertos, para aniquilar la artera conspiración tramada contra el tranquilo desarrollo de sus destinos", aunque era muy crítico del militar y del uso que algunos políticos hicieron de él. Rafael Mellafe y Mauricio Pelayo destacan que "era de la antigua escuela del Ejército", donde se consideraba "infalible al superior", pero que tenía "un profundo cariño y respeto por los soldados a su mando", que eran recíprocos.La última parte de su vida pública tendría muchos sinsabores, por el fracaso y las críticas a su acción al finalizar la guerra civil de 1891, momento especialmente difícil de la vida nacional.La guerra civil de 1891: neutralidad y liderazgoOriginalmente, la oposición parlamentaria pensaba que el general Baquedano era el hombre indicado para encabezar un levantamiento contra el presidente Balmaceda, en caso de que este se proclamara dictador, a partir del 1 de enero de 1891. El héroe de la Guerra del Pacífico había estado en Europa cerca de dos años en comisión de servicios.Al regresar a Chile, recibió un gran homenaje de parte de la sociedad capitalina, aunque adquirió muy rápido un contenido político evidente. Tiempo antes, Baquedano parecía simbolizar el ideal del patriotismo y la posibilidad real de contar con el respaldo de la fuerza armada, con lo que se convirtió pronto en una figura política. El evento fijado para el 29 de noviembre de 1890 fue relevante, pese a que casi todos quienes han historiado la guerra civil, e incluso los biógrafos de Baquedano, apenas lo mencionan o incluso lo omiten en su totalidad.La comida de 500 cubiertos, organizada principalmente por figuras de la oposición -y de la que solo "se excluía al reducido grupo de partidarios del Presidente", como resumió Luis Orrego Luco-, se convirtió en un gran acto político. El gobierno procuró que los uniformados no participaran del evento, argumentando el carácter político del acto, aunque de igual manera asistieron militares "vestidos de paisanos". Se trataba, en realidad, de una más de las manifestaciones de politización militar que acompañaron al proceso de descomposición política...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR