El incombustible collar de perlas - 17 de Enero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 658358765

El incombustible collar de perlas

Aunque en la Antigüedad hayan sido pescadores los que al buscar alimento se encontraron con esta joya orgánica, la mitología griega dio otra explicación al misterio de su origen: cuando Afrodita, la diosa del amor y la belleza, emergió del mar desde el interior de una ostra gigante, al sacudir su cabellera, las gotas de agua se convirtieron en perlas al tocar el suelo. De ahí que sean asociadas a la pureza, y una de las tradiciones de las novias en su día. Estas y otras creencias e hitos son los que recopila la periodista británica Vivienne Becker, autora de varios libros sobre la historia de la joyería, en "The Pearl Necklace" -"El collar de perlas"-, un nuevo volumen de la editorial neoyorquina Assouline.

Joyas de la corona

Al menos unos cinco años demoraría en formarse una perla promedio. De las ocho mil especies de moluscos, solo unas 20 las producen, siendo las ostras las principales. Esta rareza natural se convirtió en el lujo predilecto de los emperadores de Occidente y Oriente, cautivados por su belleza. En un banquete ofrecido a Marco Antonio, Cleopatra habría disuelto una perla gigante (que hoy costaría 28 millones de dólares) en una copa de vino, para impresionar al romano con la prosperidad egipcia. Las perlas se convirtieron en símbolo de poder femenino, desde la renacentista Eleonora de Toledo, la esposa española del duque de Toscana, Cosimo Médici, primera en ser considerada una primera dama, quien tenía obsesión por las perlas, al igual que posteriormente harían muchas otras esposas de gobernantes, incluyendo a una de las más elegantes, la estadounidense Jacqueline Kennedy, quien afirmó que "las perlas siempre son apropiadas".

También las mujeres poderosas las han preferido. La reina Isabel I de Inglaterra tenía unos tres mil trajes y 80 pelucas con aplicaciones de perlas, sin contar los collares, incluyendo el que recibiera su prima María Estuardo como regalo de matrimonio de los Médici, y que la reina virgen habría comprado muy barato antes de mandarla a ejecutar. Al estallar la Revolución Francesa, María Antonieta entregó un bolso con sus joyas a la esposa del embajador inglés para que se las escondiera, mientras preparaba su huída con su familia. Lady Elizabeth aprovechó de hacerse un collar con las perlas grises de la malograda reina. Otras terminaron como regalo de Napoleón a su esposa Josefina.

Democratización del lujo

Hacia fines del siglo XIX, la fascinación mundial por las perlas llevó a que empezaran a...

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