Incipiente debate tributario - 5 de Febrero de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 247071414

Incipiente debate tributario

Las cifras comparadas validan los datos que sustentan estas ideas. Efectivamente, nuestra recaudación tributaria y, por consiguiente, el gasto público están por debajo de las proporciones -como porcentaje del PIB- observadas en otras zonas.

Sin embargo, estas comparaciones requieren clarificaciones. En primer lugar, debe recordarse que una parte importante de la recaudación de los países con los que solemos compararnos corresponde a seguridad social (del orden de ocho a 10 puntos porcentuales del PIB). En cambio, en Chile las cotizaciones para este programa se depositan en cuentas individuales y, por tanto, no son consideradas como tributos, como ocurre en los sistemas de reparto. Además, las cotizaciones de salud tampoco son consideradas un impuesto, a pesar de la obligación a su respecto. En otros países no hay cotizaciones de esta naturaleza, y la salud se financia con impuestos generales.

Considerados estos aspectos, las diferencias en recaudación disminuyen significativamente, pero aún son importantes.

Con todo, hay otras diferencias que se deben tener en cuenta. El desembolso que realizan los hogares chilenos para financiar bienes públicos y otros como la salud y la educación es considerable. Hay aquí una suerte de contrato social distinto del forjado en otras naciones. Así, por ejemplo, Chile tiene una serie de obras de infraestructura de primer nivel financiadas con recursos privados, como las carreteras o los servicios de recuperación de las aguas servidas. Los aportes privados en educación y salud son muy superiores a los que se observan en otras naciones, pero esa mayor contribución privada se ha complementado con subsidios focalizados en distintas áreas, como el agua potable o las becas de educación superior. Es un esquema que, más allá de los perfeccionamientos que pueda requerir, tiene varias ventajas respecto del que observamos en otras naciones.

Desde luego permite un desarrollo más dinámico en numerosas áreas. Es difícil pensar que Chile hubiese podido lograr un aumento importante de la cobertura de sectores medios y bajos en educación superior en plazos tan breves, de no haber permitido que el financiamiento de esos estudios fuese, en gran medida, responsabilidad de las familias. Otro tanto cabe decir de la amplia cobertura de salud de que goza el país y que se traduce en muy buenos indicadores, a la altura de los del mundo desarrollado. En esta etapa, puede ser un error retroceder en el camino elegido y buscar equilibrios...

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