Incertidumbre electoral - 2 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 637472605

Incertidumbre electoral

De no ocurrir un "milagro", mañana el rey Felipe VI firmará la disolución de la actual legislatura española y convocará a elecciones para el 26 de junio. A este punto se llegó después de cuatro meses de negociaciones fallidas para formar un gobierno de coalición, dada la dispersión del voto en los comicios de diciembre, que no dieron mayoría absoluta a ninguna formación política, y la polarización que impidiera formar una alianza con posibilidades de gobernar.

La apuesta de Mariano Rajoy de constituir una gran coalición al estilo alemán, con los socialistas y Ciudadanos, era la mejor opción para marginar a la izquierda radical y a los independentistas, con un programa de reformas que buscara consolidar la incipiente recuperación de la economía española. La negativa de ambos partidos a aceptar que Rajoy continuara al mando impidió el acercamiento, y el Presidente en funciones simplemente dejó que el tiempo pasara. El Partido Popular, vencedor en las urnas en diciembre, no podía aceptar que quienes fueron derrotados impusieran su criterio sobre quién lidera el gobierno. Si Rajoy ganó, debe encabezar el Ejecutivo, fue la premisa. En un nuevo proceso electoral, según los sondeos, el PP obtendría un mejor resultado (también Ciudadanos), con lo cual la estrategia de Rajoy de esperar que las cosas decantaran habría sido exitosa. Si fuera así, tendrá más fuerza para imponer su liderazgo a los eventuales aliados.

Estos cuatro meses de "bloqueo político" han dejado a España exhausta y a los votantes más desilusionados de la calidad de sus políticos.

Partidos españoles deberán aprender a negociarDespués de rechazar la propuesta de Rajoy para instaurar un gobierno de partidos que compartían la visión de una España unida, el socialista Pedro Sánchez trató de cuadrar el círculo aliándose con el centro y buscando el apoyo, o la anuencia, de la extrema izquierda anticapitalista.

Las largas e infructuosas negociaciones de los socialistas, la segunda mayoría relativa, mostraron que no es fácil aunar voluntades en torno a programas disímiles, aun cuando el pacto entre PSOE y Ciudadanos pudo superar diferencias y quedarse en consensos básicos. Su estrategia estuvo destinada al fracaso desde un comienzo, dada la negativa de Albert Rivera a compartir el poder con Pablo Iglesias, líder de Podemos, quien además de rechazar principios básicos del acuerdo político, apoya un referéndum sobre la independencia de Cataluña.

Sánchez sufrió los embates de sus malogrados...

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