La improbable ruta de Manuel García - 23 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 525151034

La improbable ruta de Manuel García

-Mi mamá me dice que parece que ahora más gente me va a oír, porque "Medusa" es un tema que va a funcionar. Está preocupada. Quizás en el norte no hay tanta gente que me conoce como a ella le gustaría, como a Américo. Me siento como un niño que acaba de hacer un dibujo y lo está llevando a un concurso escolar.

La Cruz

La casa donde Manuel García creció en Arica, en el cerro La Cruz, estaba hecha de maderas recolectadas de distintos tipos, años y colores. Se fue armando sobre la base del desierto, de un pedazo de tierra que se le dio a la gente en toma. A los 17 años, Manuel y su hermano Eduardo ya habían construido casi la mitad de ella.

-Me di cuenta de que éramos pobres cuando era chico, cuando tenía que ir a recitar poesía y tenía que ponerle cartón a los zapatos. Pero eso para mí tiene una doble lectura. Por un lado me podían mirar y decir "pobrecito", pero ahí está el ingenio, la épica, la valentía, el tener que hacer.

Normandía Herrera, su madre, trabajaba en la cocina de un colegio aimara. En la noche hacía ropa: vestidos de primera comunión, pantalones de colegios, camisas. "Sufríamos porque ella trabajaba hasta tarde y se sobrecargaba. Yo me dormía con el ruido de su máquina de coser Remington: ta, ta, ta, ta. Mi mamá al igual que yo, no sabe decir que no. Siempre le digo que sí a todo, y me lleno de cosas que después no puedo hacer". Manuel la ayudaba a marcar con tiza las telas y todavía recuerda cómo hacer un pantalón.

Manuel García padre, cantante y guitarrista, trabajó para la Industria de Radio y Televisión, IRT. "En 1973, cuando cerraron las fábricas, mi papá se armó un trabajo increíble: hacía trámites. Escribía en un local en el centro las tramitaciones para la gente, sobre todo de aimaras. Se enteraba de muchas historias, que después nos contaba a la hora de almuerzo, como la doctora Polo".

Aunque en su casa podían faltar cosas, el papá de Manuel tenía un tocadiscos y una gran colección de vinilos. Cuando no tenía con qué tocar su guitarra, cortaba alguna tarjeta de crédito y la convertía en uñeta. Su hijo improvisaba rasgueando con palos de fósforo y echándole a su guitarra las fresias que su papá le regalaba a su mamá.

Las tardes en el cerro La Cruz eran silenciosas. "Sentía que de un momento a otro el viento se lo iba a llevar todo, sin explicación ninguna". Los adultos dormían la siesta y los niños se esforzaban para no despertarlos. Manuel practicaba las patadas de su ídolo Bruce Lee y cortaba la tapa metálica del Milo, para hacerse estrellas de sheriff. Cuando tomaban once, los vecinos llegaban a contar lo que habían soñado.

Manuel tenía 19 años cuando una tarde se quedó dormido y soñó que su casa estaba llena de gente. De sus padres y de su familia. "Y recién caí en la cuenta de que mi hermana se había casado y se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR