La impredecible belleza de Belgrado - 17 de Mayo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 844577643

La impredecible belleza de Belgrado

Llevaba unas pocas horas en Belgrado, cuando dos joviales mujeres en sus 40 se enteraron de que era chilena -y por lo tanto, de que hablaba español- y se acercaron risueñas para decirme, al unísono y con una pronunciación perfecta, "!Ignacio, mi hijo, ha muerto¡". Cuando vieron mi cara de sorpresa, se pelearon por explicar: "La aprendimos en los años 90 con Kassandra , la telenovela venezolana que aquí tuvo muchísimo éxito. No debe haber ni una abuela en Serbia que no sepa esa frase".Las teleseries latinoamericanas fueron un gran entretenimiento para los serbios en los difíciles años que vivieron los Balcanes tras la desintegración de Yugoslavia, la federación socialista que integraban Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia, y que fue dirigida durante buena parte de su existencia por Josip Broz, el polémico mariscal Tito.Quizás por eso estas producciones dejaron un legado tan original. A muchos serbios les gusta aprender español y que les hablen de América Latina (aunque, como en buena parte del mundo, los melodramas ahora los importen de Turquía).Fue tanta la emoción de las dos mujeres que se ofrecieron a ser mis guías, y casi todo lo que alcancé a conocer en mi fin de semana belgradense se lo debo a Petra y Alecsandra.Belgrado es un poco como la anécdota de Kassandra: una sorpresa inesperada. Su belleza no es tan obvia ni fotogénica como la de otras capitales europeas, pero es inolvidable. Como esos amores que nacen de a poco y luego se niegan a morir.Por supuesto tiene sitios emblemáticos (como las cúpulas de San Sava , la segunda iglesia ortodoxa más grande del mundo), pero su verdadero encanto está en lo invisible, en los rincones, los pasajes, los bares subterráneos. En lo que no está a simple vista.Hay restaurantes preciosos tras fachadas deslavadas, galerías de arte en calles anónimas, palacios neoclásicos, casas adornadas con mosaicos, puertas y ventanas art déco que aparecen de repente y se convierten, tal vez de manera absurda, en un triunfo similar al de hallar el tesoro escondido en un juego infantil.Caminando sin rumbo aparente, Petra y Alecsandra me hicieron tropezar de pronto con el Hotel Moscú -una joya de la arquitectura modernista, visitado desde su inauguración en 1908 por figuras como Albert Einstein, Orson Wells o Sophia Loren-, con la neobizantina iglesia de San Marcos -y sus impresionantes íconos dorados-, o con Knez Mihailova , la principal calle peatonal de la ciudad -considerada...

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