'¿Se imagina cómo es para mí haber vivido cinco años en la calle y ahora tener techo?' - 28 de Abril de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 780145337

'¿Se imagina cómo es para mí haber vivido cinco años en la calle y ahora tener techo?'

Cuando el frío era insoportable durante las noches no tenía más remedio que ponerse a saltar y frotarse el cuerpo con las manos para evitar la hipotermia. Y si llovía se mojaban los cartones sobre los que dormía, su ropa se empapaba, tosía sin parar, se enfermaba.En la plaza en la que dormía solían desalojarla los carabineros o corría el riesgo de que la atacaran desconocidos."Dormía con un ojo abierto y otro cerrado", dice Erika Concha. Tiene 54 años y los últimos cinco de su vida los pasó sin un techo donde cobijarse.Claro que la realidad no siempre fue tan dura.Erika había tenido una pareja e hijos. Vivían en Lo Prado. Ella trabajaba en una empresa de aseo que prestaba servicios a una clínica.Pero lentamente todo comenzó a derrumbarse. Hace unos años su pareja falleció de un infarto. Perdió la casa en la que vivía -de la que no era dueña-, quedó sin trabajo e incluso pasó algunas noches durmiendo en la calle junto a sus hijos.Un hermano suyo finalmente se hizo cargo de ellos. Los trasladó a Viña del Mar. Pero ella, dice Erika, fue de mal en peor.Cuenta que en su soledad y desesperación comenzó a consumir pasta base. También alcohol. Y se lamenta recordando que ella en su juventud no había hecho ninguna de las dos cosas."Yo dormía en una plaza en Lo Prado, en Ricardo Vial con Gabriela Mistral. Tenía un colchón. Ponía unas tablas en el suelo y un nailon para la lluvia. Alguna gente nos regalaba sábanas o cubrecamas", dice.Erika relata que una vez le apuntaron con un arma y que varias veces le quemaron sus pocas pertenencias.Los funcionarios de la Municipalidad de Lo Prado ya la conocían y la trataban de ayudar cada vez que la veían.Hasta que esos mismos funcionarios le comentaron que podría integrarse al programa Techo Primero (o vivienda con apoyo), impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social. Ella aceptó.Erika dice que se arregló como pudo para llegar el primer día a esta experiencia que le era desconocida.La recibieron en una casa en Estación Central. Tres habitaciones individuales con camas, living comedor, cocina, patio.Conviviría con otras dos mujeres que estaban superando la misma experiencia extrema."Cuando llegué me emocioné tanto. Me dije: 'Aquí comienza mi nueva vida", cuenta al borde de las lágrimas, pero conteniéndose."¿Se imagina lo que es para mí haber vivido cinco años en la calle y ahora tener un techo? Lo primero que hice fue dormir", recuerda, y suelta una carcajada.Dice que con su compañera de casa, Anita...

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