Imagen de Obama cae a su punto más bajo, y demócratas se alistan para perder el Senado
Las cifras refuerzan la idea de que estas elecciones de mitad de período ( midterms ) se traducirán en un castigo a la gestión del Presidente. El sondeo señala que quienes expresan una opinión totalmente favorable o totalmente desfavorable sobre Obama son los que con mayor probabilidad votarán, respecto de los que manifiestan una opinión menos intensa. El dato es crucial para un país de sufragio voluntario, y el problema para el demócrata es que son más los que lo reprueban completamente (36%) que los dispuestos a defenderlo (24%).
Pero los republicanos tampoco pueden presumir de su popularidad: el 37% confía en que puedan hacer un mejor trabajo que los demócratas (39%) para lidiar con los problemas del país.
En este contexto, los resultados armarán el rompecabezas político para los próximos dos años. Estas son las piezas clave:
La mayoría en el Senado y la agenda legislativa. Los republicanos ya están sacando cuentas alegres y prometen que cuando ellos dominen el Congreso, este podrá hacer lo que no ha hecho en años: superar el estancamiento al que llegó debido a la profunda polarización política, que destruyó la capacidad de negociación de ambos partidos.
Los republicanos sostienen que podrían aprobar proyectos en materias migratorias, comerciales y tributarias para que sean promulgadas por el Presidente. Eso, si es que Obama está de acuerdo y no decide vetarlas. Sin mayoría en el Capitolio ni poder de negociación, los vetos y las órdenes ejecutivas serán el único margen de maniobra del Mandatario.
Un Congreso republicano podría presionar a Obama a aprobar el oleoducto Keystone XL, entre Canadá y EE.UU., y le daría al Mandatario más autoridad para negociar acuerdos de libre comercio. Pero también intentará revertir la reforma de salud.
"Los republicanos corren el riesgo de ir demasiado lejos y hacerse daño para las elecciones de 2016", dijo a "El Mercurio" el profesor de política de la Universidad de Columbia Robert Shapiro.
Aunque el control del Capitolio dará a los republicanos más poder político, al mismo tiempo los obligará a enfrentar sus divisiones internas, la falta de una agenda propositiva y de liderazgos fuertes.
"Este es un problema real para los republicanos. No tienen una agenda positiva. Todo lo que son es "contra" cosas. Si tienen las dos cámaras del Congreso, tendrán que encontrar la forma de avanzar en una agenda", dijo a "El Mercurio" Michael Munger, profesor de la Universidad de Duke.
La mira en 2016. Con Obama...
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