Iglesia Católica: de narcisista y elitista a solidaria y progresista - 26 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 725691493

Iglesia Católica: de narcisista y elitista a solidaria y progresista

La Iglesia Católica chilena vive hoy su principal crisis en la historia de Chile. La Iglesia llegó con el conquistador en la dupla la cruz y la espada y fue parte del Estado de Chile, de acuerdo a la Constitución de 1833, hasta 1925, según la Constitución de ese mismo año.

La institución siempre tuvo a través de la historia sectores políticos sociales y culturales que se opusieron a su presencia e influencia; no obstante, siempre supo, como institución, enfrentar esos desafíos y salir adelante. Entre sus múltiples adversarios en los siglos XIX y XX estuvieron los patriotas independentistas, pues hay que considerar que la institución particularmente en su jerarquía no vio con buenos ojos ese proceso, considerando la influencia liberal y masónica que este tenía. Además, durante el siglo XIX y aproximadamente la primera mitad del siglo XX recibió el embate adversario proveniente de distintos grupos liberales y particularmente del Partido Radical. La cuestión del sacristán, a mediados del siglo XIX, y las denominadas leyes laicas, en la década del 80 de ese mismo siglo, son muestras de dicho conflicto. A las fuerzas ya mencionadas, la Iglesia agregó un nuevo adversario a partir de fines del siglo XIX y hasta aproximadamente la década del 50 del siglo XX. Me refiero al pensamiento de izquierda en todas sus expresiones y particularmente sus partidos de orientación marxista. Posteriormente, la Iglesia Católica chilena, hija del Concilio Vaticano II y de la Conferencia Episcopal de Medellín, ambos hechos ocurridos durante los 60, empezó a tener un nuevo adversario inesperado, la derecha política, social y económica. El desplazamiento de la Iglesia en su apoyo político desde la derecha tradicional hacia el centro e incluso hacia la izquierda, la llevó a tener nuevos aliados y nuevos adversarios. En los 70 y 80, al constituirse en "la voz de los sin voz" bajo el liderazgo de Silva Henríquez, recibió el rechazo en su causa por los derechos humanos de todo el sector político, social y económico que apoyó la dictadura cívico-militar de derecha.

A partir de los 90, la Iglesia en su jerarquía tomo la opción de abandonar en parte su discurso precedente en materia social y asumió a partir de monseñor Oviedo los temas denominados "morales". Es precisamente esa orientación y sus contradicciones...

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