Identidad y metal en 12 autoras - 15 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 708713277

Identidad y metal en 12 autoras

El Museo Nacional de Bellas Artes presenta doce mujeres del Capítulo Chileno del NMWA, a través de obras, total o parcialmente, en metal. Sus trabajos -de 2009 a 2017- oscilan entre el relieve más o menos plano, el decidido volumen y los objetos. Al primer grupo pertenecen tres autoras. Así tenemos las 30 planchas con agua fuertes abstractas de Amelia Errázuriz. Cuadradas todas, se acompañan con cuatro espejos, acaso para alivianar el peso visual del conjunto sobre el suelo. Por el contrario, colocados en la muralla, los dibujos de Catalina Bauer alcanzan a constituir una instalación mural, donde su altar negro aprovecha bien la arquitectura de ese rincón de la sala. Esgrafiados en cobre, poseen aspecto de enigmática vegetación marina, subrayada por el claroscuro del entorno. Superpuestos, los no figurativos esmaltes de Ana María Lira muestran un brillante colorido, dispuestos sobre adecuados plintos cuadriculares de madera.

Como tótems se elevan sobre sus plintos las cinco planchas de la rancagüina Michelle-Marie Letelier. Trabajadas por sus dos lados con cobre e inesperado salitre, definen una suerte de curiosa guía de circulación eléctrica. A la inversa, los dos bellos aportes de Rosario Perriello constituyen el triunfo de lo plenamente reconocible. Bien compuesto, uno conforma la exuberancia de un despliegue mural de flores y hojas, por entero de bronce. Bastante diferente, un par de delicados pajaritos muertos encima de un charco, se hallan volcados en porcelana y también en bronce. Hasta una joya genuina es capaz de materializar el industrial cable coaxial de cobre, claro que en alianza con perlas, plata y un cuarzo facetado. Mediante él, la porteña Marcela Bugueiro rinde tributo a la valerosa mujer de otrora. Dentro de la escultura tradicional hay que colocar el aluminio de la ecuatoriana Karen Pazán. Sin embargo, debe reconocerse que su realización se vincula demasiado con ciertas famosas figuras de la cultura olmeca.

A la plenitud del objeto común, como intermediario expresivo, corresponden las obras de las expositoras restantes. De ese modo, se luce la lámpara magnífica de Virginia Guilisasti. Saturada de ironía y de lágrimas facturadas con vulgares pedazos de vidrios y espejos, refinadamente se burla con mucha gracia de pomposidades de antaño. Acompañante insuperable de tan hermoso producto resulta un video con color; ilustra un desastre inesperado y capaz de provocarnos la risa. Aunque del todo distinta, asimismo otra lámpara...

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