Hoyos, el incomparable - 29 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 715378329

Hoyos, el incomparable

Ángel Guillermo Hoyos fue el entrenador más abrazado por sus dirigidos, léase delanteros, mediocampista o defensas.

El requisito previo, por cierto, era que lograran un gol.

Alguno de los suyos lo hacía y corría desmelenado con destino a la banca, donde la diana era el técnico y así fundirse en un abrazote de gol.

Era un acto manifiesto y visible. Era un ritual mecánico. Era un diseño sentimental con el fin de demostrar cohesión y espíritu de cuerpo.

Un diseño que no pertenece al profesionalismo, sino al populismo del fútbol, por supuesto.

El asunto es que metían un gol y se abalanzaban sobre el director técnico, para demostrar mancomunión, fe ciega en sus enseñanzas y absoluta sintonía fina y gruesa, porque en esta hora de gol venimos a subir contigo entrenador-hermano-tío permanente-maestro-amigo.

Bueno como entrenador, pero cuidado que eso no basta, también como persona (o incluso mejor), porque en el fútbol esa es la fórmula perfecta del ser humano ejemplar.

Un delantero azul la embocaba y se iba en busca de Hoyos.

Era el guía y ellos el rebaño.

Era el maestro y ellos los discípulos.

Era también el predicador que lanzaba increíbles profecías. Ninguna cumplida y ni siquiera autocumplida: tú eres un defensa en el nivel de Gerard Piqué, te pareces al Kun Agüero, me recuerdas claramente a Enzo Francescoli, igualito a Dani Alves o te veo dominarla y palabra que veo al español Andrés Iniesta.

La pregunta en la mente de sus dirigidos -porque tontos no son, ni lesos tampoco- de seguro era la siguiente: "¿En serio, profe?".

Antes de formularla en voz alta o esperar una nueva e intragable comparación, mejor venga esa montaña de abrazos al borde de la cancha y después de un gol.

Pero nunca descansó y hasta hizo un parangón de la hinchada de la Universidad de Chile con la del Liverpool.

Y no contento con lo innecesario e insólito, se fue a una composición musical, porque los jugadores de su equipo, en la categoría "jóvenes grandes", eran como la canción "Señora de las cuatro décadas".

Esto es porque a Hoyos le encanta Ricardo Arjona, famoso trovador guatemalteco.

Algo que debería ser señal de advertencia y tarjeta de presentación: "Soy entrenador de fútbol, pero me encanta...

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