Horror - 13 de Enero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 552396014

Horror

Desde el 11-S la humanidad no se estremecía ni unía como lo ha hecho en estos días con los asesinatos en París. Crímenes como este los hay todos los días en todo el planeta. Pero aquí las víctimas fueron unos héroes sencillos que defendían, sin dejarse amedrentar por las amenazas, el derecho de todos nosotros a expresarnos, no importa el lugar del mundo que habitemos. Y tuvo como teatro a esa Francia, esa nación vieja pero vital, porfiada pero digna, reflexiva pero unida, aporreada pero erguida, tal como lo acaba de mostrar al mundo con la marcha del domingo, revalidando su lugar como patria de la libertad y la tolerancia, como cuna de los derechos humanos y de la democracia moderna.

Lo más fácil es acusar de lo ocurrido a los inmigrantes musulmanes. De lo que se deduce una respuesta muy simple: expulsarlos de Francia y de Europa, y cerrarles las puertas para siempre.

Pero el asunto no es tan sencillo. Los asesinos eran franceses hijos de ancestros extranjeros. Esto es, tan franceses como Manuel Valls, el Primer Ministro, hijo de español; o Nicolás Sarkozy, hijo de húngaro; o Charles Aznavour, hijo de armenios; o Yves Montand, nacido en Italia; y así podríamos seguir con figuras que forman parte de la identidad francesa y que tienen raíces extranjeras. En suma, los asesinos que a nombre de un Estado Islámico imaginario se proponían matar lo más valioso de Francia, como son la libertad y la tolerancia, reivindicando aquello de lo cual esta ha buscado defenderse a través del laicismo republicano, como es el fanatismo religioso, eran franceses, no extranjeros. Más que otras naciones europeas, Francia ha sido formada por oleadas de inmigrantes de los más diversos orígenes -rusos, polacos, judíos, italianos, armenios, árabes, españoles, portugueses, africanos, latinoamericanos-. Y a diferencia de otras sociedades, Francia eligió no alojarlos en ghettos , sino asimilarlos a la nación hasta borrar sus adhesiones culturales y formas de vida originarias. Lo que funcionó exitosamente...

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