Hong Kong y la libertad - 4 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 537547518

Hong Kong y la libertad

En agosto de 1842, y como parte de los resultados de la primera guerra del Opio (1839-1842), la isla de Hong Kong, ubicada sobre la costa del mar del sur de China, pasó a formar parte del conjunto de colonias del imperio británico. Luego, en 1898, Gran Bretaña conseguiría extender su influencia en la región a través de un contrato de arriendo por 99 años de territorios chinos cercanos a la isla. El hito tendría consecuencias importantes para lo que es hoy uno de los centros económicos y financieros más importantes del mundo.

Casi siete décadas después, y producto de las nefastas consecuencias de la Revolución Cultural (1966-1979), el Partido Comunista chino, liderado por Deng Xiaoping, buscó levantar la devastada economía a partir de la política de "puertas abiertas". La decisión tuvo importantes consecuencias para Hong Kong, pues se transformó inmediatamente en un puente directo entre el resto de Asia y China.

Los efectos no se dejaron esperar: en la década de los 80 Hong Kong era reconocida como la principal fuente de inversión extranjera directa por parte del Partido Comunista chino, y poseía una pujante economía, en donde se distinguía una competitiva industria manufacturera.

Pero el término del contrato de arriendo de 1898 generaba incertidumbre y problemas en la dinámica y pujante Hong Kong. Las negociaciones entre China y el Reino Unido respecto del futuro de los territorios arrendados culminaron en 1984. La decisión fue la transferencia de la soberanía sobre la región a la República Popular China a partir del 1 de julio de 1997, fecha desde la cual Hong Kong se mantendría autónoma, como una "Región de Administración Especial", generando las bases para un proceso de transición pacífica y el concepto de "dos sistemas, un país".

Crecimiento y desarrollo post-1997

Hong Kong es probablemente uno de los mejores ejemplos de crecimiento y progreso económico recientes. En las últimas décadas, la región ha visto aumentar su ingreso per cápita en forma sustancial. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, a fines de la década de los 80 poseía un PIB per cápita de 12 mil dólares (corrientes); a fines de los 90, de 25 mil dólares, y actualmente este se estima en torno a los 38 mil dólares, igualando el promedio de los países más ricos de la OCDE.

Sin duda que una de las claves para su crecimiento es su ubicación geográfica, la que ha sido bien utilizada. Antes de 1997, y de la mano del desarrollo económico de los tigres asiáticos, Hong Kong...

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