Los hombres de arcilla del VALLE SAGRADO - 11 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 584633890

Los hombres de arcilla del VALLE SAGRADO

Desde el comedor, donde la familia Mérida se ha reunido para compartir la última comida del día, se ve a través de la ventana la cadena de montañas nevadas y, más abajo, el río Vilcanota, que brilla con los últimos rayos del sol, avanzando tranquilamente en dirección a la ciudad escondida de los incas.

Más que una cena, esta es una once sencilla: pan blanco, mantequilla, mermelada, queso andino y un termo con mate de coca y té negro. En las paredes de la casa no caben más cuadros de pinturas religiosas, fotografías familiares y maceteros con plantas. De las artesanías de barro que hicieron famosa a la familia Mérida como exponentes del "expresionismo indigenista" no se ve nada. Se las han llevado los coleccionistas de Europa y Estados Unidos. "Hemos tratado de reunirlas para hacer una exposición, pero es difícil", dice Edgar, el padre y jefe de la familia.

Edgar Mérida es fuerte, tiene la piel oscura y curtida por el clima andino y unas manos grandes y ajetreadas que hablan del oficio que ha desarrollado, tal como lo hizo su padre y como ahora hacen sus hijos: artesanía en barro. Junto a su hijo William, también escultor, y a su hija menor, Paloma, especializada en turismo, Edgar muestra el libro que rinde homenaje a la vida y obra del primer ceramista y escultor de la familia, el abuelo Edilberto Mérida, lanzado en 2013, cuatro años después de su muerte. Se detiene en la página que muestra la escultura de un Cristo crucificado.

A diferencia de los Cristos usuales, blancos, de rostro puro y resignado, este tiene una expresión de agonía y dolor enorme. Su fisonomía es dura y casi desproporcionada: la boca abierta con los dientes a la vista, los pies enormes y tensos, como si en cualquier momento se fuera a desclavar de la cruz. "Mi padre Edilberto me decía: No creo que Cristo sea un Señor así, de ojos azules y sin fuerza, sometido, tan bonito que su muerte no parece muerte sino una decoración. Porque en uno de los Evangelios Jesús dice: 'Padre, ¿por qué me has abandonado?', y ese es un momento fuerte, terrible, de protesta".

El Cristo de protesta de Edilberto Mérida fue tildado por el clero de su época como grotesco y brutal, al punto que quisieron excomulgarlo. Sin embargo, la situación se revirtió cuando el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez divulgó el concepto de "Teología de la Liberación" y usó como portada para su libro la imagen creada por el abuelo Mérida. "Desde ahí comenzaron a llamarlo a él y al cura Gutiérrez de universidades de...

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