Hombre mirando al universo
Muchos años después, en 1976, cuando ya había estudiado y había mirado estrellas por una lente gigante y tenía experiencia, lo mandaron a Chile, al Tololo, por dos semanas, a hacer una misión de observación. Y vino el otro flechazo.
-Me fascinó el cielo de Chile. Es mi segundo amor.
Y desde entonces Massimo Tarenghi, 67 años, representante de la ESO -el observatorio europeo austral, la principal organización astronómica intergubernamental de Europa- en Chile, ha dedicado su vida a alimentar esos dos amores. Primero construyendo telescopios grandes, después construyendo telescopios muy, muy grandes. Después convenciendo al mundo de que el cielo de la Segunda Región no tiene igual, aterrizando en Chile el proyecto ALMA. Massimo Tarenghi es un constructor de telescopios. Y nuestro país se ha convertido en un paraíso astronómico en parte gracias a eso.
-Soy el hombre de las misiones imposibles -dice él. Â
"MASSIMO ES MUY PELIGROSO"Cuando era un niño en Monza -el pueblo italiano conocido por la Fórmula 1-, le gustaba coleccionar estampillas, mucho más de lo que le gustaba estudiar. A su mamá eso no le agradaba nada, así que le quitó la colección.
-Entonces, mi madre me pasó este libro -cuenta, mostrando Stelle-. Y me enamoré de la astronomía.
Cuando Massimo Tarenghi, pelo cano, acento denso, se decidió a ser astrónomo, la ciencia era joven aún en su país. No había telescopios de grandes dimensiones en Italia; y en Milán, donde entró a estudiar, no había Astronomía, sino que Física. Así que se puso a estudiar esa carrera, pasando primero por la teoría antes que por la práctica, pero siempre encaminado a las estrellas como meta.Â
-Tenía un telescopio pequeño, de diez centímetro, una cosa muy primitiva, pero con muchas cosas interesantes. Mirar el cielo con los ojos, no como ahora con computador, era mejor. La sensación física de buscar la luz que llega de galaxias a grandes distancias después de millones de años de viaje, era muy emocionante.
Tarenghi sabía que tenía que partir de Italia. Así que en 1973, casado ya con una compañera de facultad y con una hija de ocho meses, se fue a Arizona, al observatorio Steward, donde trabajó en el primer telescopio profesional de su vida.
-Era bien conocido ahí por ocupar el telescopio durante muchas noches. Era tanto, que el director del observatorio escribió en un correo: "Atención, Massimo es muy peligroso, porque en el momento en que llega otro astrónomo, ya no hay más espacio en el telescopio".
Una vez...
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