El hombre detrás del oso - 23 de Enero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 592208070

El hombre detrás del oso

Son las diez de la mañana de un lunes de enero. En un departamento ubicado en un barrio tradicional de Ñuñoa -donde se escuchan cantos de pájaros mezclados con el ruido de edificios en construcción-, Gabriel está con su hijo Bruno, quien nació hace un año, justo cuando su premiado corto Bear Story comenzaba un largo viaje por festivales del mundo.

Con 55 premios internacionales cosechados y en carrera en la competencia final de los premios Oscar en la categoría mejor cortometraje animado, el cineasta asegura que él no se pierde. Artista plástico de profesión y animador de oficio, sabe que lo que está viviendo son solo 15 minutos, y que después su vida seguirá siendo solo trabajo.

-Todo lo que ha pasado es más que suficiente para mí. Yo soy más bien ermitaño, y me han llamado de todas las radios, todos los canales. Ha sido raro -repite, y sonríe con timidez.

Luego, dando vueltas por el living, mientras sus dos gatos se acomodan sobre las visitas, cuenta una anécdota:

-El otro día iba en un taxi camino a un canal y me llamaron de una radio. Después me entró otra llamada y cuando colgué, el taxista me dijo: "No me diga que usted es el del osito". Entonces entendí el alcance que había tenido la nominación al Oscar".

Los residuos

Gabriel Osorio dibujó desde siempre. En el colegio, dice, no se salvó ningún compañero ni sus profesores.

-No tengo un recuerdo de mí sin dibujar. Siempre me imaginé trabajando en algo en que estuviera que estar todo el día con un lápiz en la mano.

Pero, desde niño, él también escribía. Sus primeros cuentos aparecieron cerca de los 8 años. Aún conserva la primera libreta que usaba, donde se pueden leer relatos en que abundan las faltas de ortografía, como "El error": una historia en primera persona que habla de un asalto, un jaguar rojo y cómo escapar de la policía.

En 1998, cuando salió de cuarto medio, su madre le regaló una cámara de fotos digital. Con ella empezó a explorar en la animación mediante la técnica del stop motion y, en paralelo, entró a estudiar artes plásticas en la Universidad de Chile. Quería ser pintor.

En la facultad conoció a Antonia Herrera, una compañera con quien después se encontró en la producción de la película Papelucho, a la cual Gabriel llegó como practicante cuando cursaba el cuarto año de la carrera. Más tarde, Antonia se transformó en su esposa.

-Cuando terminamos la universidad con la Antonia hicimos un cortometraje que se llamaba Residuos. Es la historia de un robot que despierta y ve que todo el mundo está destruido. Es como postapocalíptico -recuerda.

Residuos fue el germen para crear su propia productora, Punkrobot, que en 2006...

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