El hombre detrás del golpe de Velasco
Juan José Santa Cruz, el ex jefe de campaña de Andrés Velasco, enciende un cigarro y comienza a echar bocanadas de humo en su oficina de la gerencia de la corredora de Seguros Cono Sur, en el piso 23 de la Torre Santa María, con vista al Mapocho y a la cordillera. En las paredes cuelga un cuadro de Nemesio Antúnez, otro de Mario Gómez, un collage de imágenes familiares, una foto de Patricio Aylwin dedicada, otra de Al Pacino en una escena de El Padrino y la portada de un diario que hace referencia a un error que cometió durante una campaña de Soledad Alvear que él apoyaba. "Dije algo que no debí haber dicho".
Es mediodía. Fuma y bebe un café negro, y abre una lata de Coca Cola, mientras relata, siempre riendo, siempre a carcajadas, quizás nerviosas, lo que ha sido su vida tras el inesperado segundo lugar que obtuvo Velasco, detrás de Michelle Bachelet y por sobre el democratacristiano Claudio Orrego, en las primarias presidenciales. Aquel no es un dato banal en la vida política de este empresario: hasta hace unos pocos meses, cuando se decidió a trabajar por Velasco, su identidad política era decé, partido al que entró a militar a los 17 años y del que su padre, Andrés Santa Cruz Serrano, es un falangista histórico. Pero del que tuvo que desafiliarse, presionado por su opción de no apoyar la candidatura oficial.
-Fuera de dolerme, lo encontré injusto -dice-. Porque he sido un gallo que ha trabajado por la DC mucho, mucho tiempo, muchas veces y desinteresadamente. Nunca, durante los 20 años de la Concertación, fui a una comida en La Moneda, ni a un viaje presidencial, ni ocupé un cargo público. Si hay algo que nadie me puede decir, es que yo buscaba algo, que me nombraran en algo.
-Y su papá, ¿qué le dijo por este cambio de opción política?
-Mi papá me celebra, en general. Igual que a mi hermano (Andrés, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio), que es de derecha. A mi papá le da lo mismo. Jamás va a dejar de reconocernos. Yo fui educado sin que me hicieran juicios, criado en la incondicionalidad. No tengo que hacer algo para que me quieran: me quieren como soy y eso me marcó en términos de sentirme súper libre. No me sentí penalizado nunca.
Es el menor de tres hermanos y con Andrés son tan cercanos, dice, que las diferencias políticas nunca han logrado colarse en la relación. De hecho, asegura que no sabe si él votó por Allamand o Longueira.
-No le pregunté. Hablamos de política, pero nunca nos hemos ni molestado.
Creció entre Las Condes, Vitacura y el campo de su padre agricultor en Molina, donde la familia pasaba los veranos.
Si de su padre heredó su pasión por la política, de su madre, Mercedes López, quien murió...
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