Las historias de los tres chilenos que eligieron vivir en una ciudad laboratorio - 18 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 705991281

Las historias de los tres chilenos que eligieron vivir en una ciudad laboratorio

Eso, hasta que un curso de yoga en el que Valentina se inscribió los llevó en junio pasado hasta Auroville, una ciudad ubicada al sur de India.

De vuelta en Santiago, ambos renunciaron a sus trabajos y volvieron para instalarse.

"Nos hizo sentido el lugar porque busca generar seres conscientes de su vida, pero no solo desde el progreso económico, sino desde la espiritualidad", cuenta Juan. "Además, queríamos tener hijos y nos cuestionábamos en qué tipo de mundo queríamos criarlos", agrega Valentina.

Fundada en 1968 por Mirra Alfassa, una parisina que ahora se conoce como "la madre", Auroville es una localidad que abarca 20 km donde viven 2.700 personas de 53 nacionalidades. Todos bajo un modelo que no tiene organización política, religión ni clases sociales. Tampoco se permite el alcohol y no se rige por las leyes de India.

La filosofía detrás de esta ciudad, que cumplió 50 años en febrero pasado, es la evolución emocional y la conciencia plena de sus ciudadanos, explica Valentina.

Para lograrlo, persiguen una vida autosustentable donde todos aportan sus habilidades para vivir en armonía. "Es una representación de todo el mundo, de cómo podemos lidiar con diferentes culturas y egos, pero bajo unidad y diversidad", agrega Juan.

Según comenta Valentina, en Auroville se recicla el 70% de la basura y la energía es completamente renovable gracias al uso de una central eólica.

Un nuevo mundo

Allí los días parten a las seis de la mañana y sus residentes desempeñan actividades que van desde agricultura hasta construcción y que pueden ir cambiando según deseen. Valentina, directora audiovisual, trabaja creando contenido sobre la ciudad y Juan Andrés, psicólogo, como coach en una unidad de arquitectura sustentable.

Pero sin importar el trabajo que realicen, todos ganan el mismo sueldo, que es lo mínimo para vivir. Y es algo que esperan erradicar, porque los aurovilianos aspiran a vivir sin dinero. La idea es crear una humanidad sin apego a lo material, explica Juan. Por eso incentivan el trueque.

"La madre decía que el dinero podía venir del exterior, pero que los aurovilianos no lo usaran entre ellos", explica Valentina. Se trata de una meta que aún no consiguen. Actualmente la ciudad recibe dinero de turistas y también del gobierno de India, lo que hace creer a muchos que aún está muy lejos de la utopía.

"Pensar eso es injusto para una comunidad que apenas tiene 50 años. La economía es un tema en proceso porque aún no somos 100% autosustentables...

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