Las historias detrás de Tedeum históricos - 17 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 693245777

Las historias detrás de Tedeum históricos

El 3 de noviembre de 1970, una coalición marxista asumía por primera vez el poder en un país occidental luego de haber sido elegida democráticamente. Su líder, Salvador Allende, había hecho días antes una doble solicitud al arzobispo de Santiago, monseñor Raúl Silva Henríquez: efectuar en la Catedral un Tedeum -la ceremonia de acción de gracias que tradicionalmente se celebra cada 18 de septiembre- y que este tuviera carácter ecuménico; es decir, con la participación de distintos credos.

El cardenal no dudó. El hecho de que un Presidente ateo quisiera iniciar así su gobierno era un reconocimiento al papel de la Iglesia. Por eso, no solo accedió a la solicitud, sino que -como recordaría años después, en las Memorias escritas por el periodista Ascanio Cavallo- decidió leer él mismo la homilía, algo hasta entonces poco usual. Sus palabras se centraron en la identidad de la Iglesia con el ser nacional, y el propio Allende agradecería tiempo después a Silva Henríquez, asegurándole que había sido "la ceremonia más importante y más hermosa de la transmisión del mando".

El Presidente nunca supo que había estado a punto de ocurrir un incidente que tal vez habría opacado el acto. Ingenuamente -aseguran quienes conocen la historia-, el liturgista a cargo había optado por leer esa parte del Evangelio de San Mateo en que Jesús anticipa el Juicio Final, incluido el párrafo en que Dios se dirige "a los de su izquierda" y los fulmina: "Apártense de mí, malditos, y vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles".

Otros colaboradores del arzobispo alcanzaron a advertir las interpretaciones que esa lectura suscitaría en el polarizado Chile de entonces. Así, pudieron evitar el desaguisado y asegurar que la ceremonia transcurriera pacíficamente.

"Asesores redaccionales" jugaban papel clave

Con todo, el acto marcaría algunos hitos. A partir del año siguiente, el cardenal resolvió que los Tedeum de Fiestas Patrias tendrían siempre carácter ecuménico. Pero además, y en adelante, mientras la situación política del país se tensaba, la ceremonia fue concitando cada vez mayor atención mediática. Lo que hasta entonces era un acto que poca expectación suscitaba, se transformó en un hito, una oportunidad para que la Iglesia expresara sus preocupaciones, y también para que las autoridades escucharan conceptos no siempre cómodos.

Esa característica se mantiene hasta hoy, pero tuvo su punto cúlmine durante el régimen militar y de principal protagonista al...

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