La historia del Thelonious El lugar del jazz - 17 de Diciembre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879151626

La historia del Thelonious El lugar del jazz

Fue una noche simbólica en este club de jazz perdido en el patio trasero del barrio Bellavista, donde las multitudes más salvajes de noctámbulos no alcanzan a acceder. Ese día de mediados de noviembre iba a grabar allí un disco en directo uno de los músicos chilenos fundamentales de la historia reciente, que de paso ha representado la época de explosión de esta música.A los 20 o 21 años, el baterista Félix Lecaros ya figuraba como un genuino veterano del jazz. Había sido promovido en los escenarios por su padre, Roberto Lecaros, cuando era apenas un niño. Ahora que está en sus cuarenta, toma por primera vez el liderazgo de un proyecto propio desde la propulsión de sus polirritmos, quiebres y ataques percusivos que lo han transformado en el baterista más solicitado en dos décadas. Nadie más que él ha grabado tantos álbumes como sideman, es decir, como parte de una u otra banda de jazz.La fotografía de Félix Lecaros concentrado en sus baquetas es, además, ese símbolo visible del Thelonious, el escenario que ha marcado el tempo del jazz, ha definido un nuevo sonido y ha sido el lugar donde desde 2003 se han escrito páginas centrales de esta bitácora. De la serie de retratos a músicos que capturó el fotógrafo Alexis Díaz en esos primeros tiempos -incluida la del fallecido trompetista Cristián Cuturrufo-, la de Félix Lecaros se ubica en un lugar principal de la sala. Se la ve apenas uno cruza la puerta de fierro de Bombero Núñez 336, y se acompaña por la leyenda "Thelonious, lugar de jazz".El valor del silencio"Bienvenidos a Thelonius, lugar de jazz". La voz de Erwin Díaz (1959), su creador y dueño, da inicio a las jornadas de música cada noche allí a través de los equipos de amplificación. Quien visita el Thelonious asiste a una experiencia partícipe de lo que ocurre en su interior, donde lo central es la música y lo periférico es todo lo demás. Unos pocos años antes, Díaz también había sido uno de los fundadores del club El Perseguidor, situado en la Plaza Camilo Mori. La lógica allí era todo lo contrario: las dos primeras filas de mesas prestaban atención a los jazzistas, mientras que el resto del local se desbordaba en su propio griterío, humo de cigarrillos y choque de vasos schoperos de medio."Al comienzo no sabíamos cómo hacer un lugar que fuera para todos. Lo principal en el Thelonious era conseguir un énfasis en el sonido que no fuera estridente, como se daba en muchos boliches. Existe una capacidad acústica de las personas, pero decidimos hacer que el sonido aquí fuera incluso menos que eso: que la gente tuviera que prestar atención. Sedujimos al público con las interpretaciones", dice Díaz. "Todo eso lo aprendimos de unos músicos franceses que vinieron a tocar acá una vez. !Esto es¡ Desde entonces se inició una relación entre el público y el lugar a partir de la acústica", complementa.Salvo por las canas, Erwin Díaz no ha cambiado nada de ese joven que aparece en un...

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