La historia de la primera pareja Auc chilena
-Y eso hicimos. Pero cuando llegamos al Registro Civil se cayó el sistema -dice Sandra, una tarde de agosto, en una cafetería de una estación de servicio en Peñalolén-
Nos dijeron que dejáramos nuestros datos, porque no sabían cuándo iba a volver.
Desanimadas, buscaron la locomoción de vuelta. Y cuando ya estaban cerca de su casa, cruzando Tobalaba con Quilín, les sonó su celular. El sistema había vuelto.
-Parecía chiste. Nos devolvimos y nos dijeron: miren, tenemos esta hora, a las 8:30 de la mañana para el primer día. Y nosotras dijimos: obvio, denos esa. Pedimos la hora y nos dieron un papelito.
Al llegar a la casa, Sandra le sacó una foto al papelito. Luego subió la imagen a Facebook con un mensaje al lado: "Este es el paso más importante que voy a dar en mi vida y qué mejor que hacerlo con la mujer que amo con toda mi alma, Macarena Concha Madrid. Me voy a unir a ella para toda la vida, te amo, mi amor".
Y así fue, el hito no estaba en la televisión, el hito eran ellas: 22 de octubre, primer turno, ocho y media de la mañana, Registro Civil de Peñalolén. La primera pareja gay reconocida por el Estado de Chile.
-Oye, pero, en serio, ¿somos las primeras? -pregunta Macarena.
Las primeras
Macarena, 29 años, cesante desde que dejó la cárcel el 2014, y Sandra, 33, que mantiene el hogar haciendo el aseo en casas de conocidos, dan un sorbo a su café. Tomadas de la mano y luciendo sus anillos de compromiso, se ponen a calcular cuánto les podrá cambiar la vida desde el momento en que firmen el AUC. Por ejemplo, dicen, ahora que ambas serán reconocidas como parientes ante la ley y que, si por alguna razón, Sandra se ve impedida de hacerse cargo de su hijo de 6 años, un lazo legal de parentesco por afinidad le permitirá a Macarena cuidar de él.
-Si estoy hospitalizada, la Maca me va a poder visitar y asistir -dice Sandra-. Y lo que nos importaba también es que si una de las dos llega a morir, la otra no se quede con las manos peladas. Es un paso importante. Estamos agradecidas de que esto se haya implementado, pero la verdadera razón por la que lo hacemos, más que por los beneficios, es porque nos amamos, ¿cierto? Para llegar a viejitas juntas.
Y ambas se miran. Y vuelven a preguntar si serán las primeras ellas, precisamente ellas. Porque hace dos años no se querían así, hace dos no querían estar juntas. Hace dos años eran mejores enemigas.
Amantes
-Di la verdad. ¿Te gustaba o no te gustaba en esa época? Nunca me lo dice.
La pregunta sale de los labios rojos de Macarena.
-¿Viste? Nunca quiere decírmelo -insiste.
Sandra, con el rostro sin maquillaje, vestida con jeans y chaqueta deportiva, dejando el café de lado, solo la mira. Sonríe mientras rebobina sus recuerdos hasta el 2003.
Con 22 años, hija de padres...
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