HISTORIA DE UN NAUFRAGIO - 14 de Agosto de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 874446435

HISTORIA DE UN NAUFRAGIO

-!Mingo¡-!Peter¡La luz de la bengala ya se había apagado. Los rostros de los seis pescadores, que hasta hace poco estaban tenuemente iluminados de rojo incandescente, ya habían sido borrados nuevamente por la "oscurana", como llaman los marinos a esas noches profundas en que no hay luna. Solo se escuchaba el oleaje y la rompiente azotando las rocas, que convertían aquellos desgañitados alaridos en simples susurros.-!Mingo¡-!Peter¡Una hora antes, la lancha Don Claudio había naufragado a 18 kilómetros de la costa de Coquimbo. Había sido un choque directo contra el fondo, un golpe que partió la embarcación y obligó a los pescadores a evacuarla en forma desesperada, a lanzarse al mar con lo que llevaban puesto, solo aferrados a unas boyas que arrojaron al agua antes de saltar. Ahí estuvieron por varios minutos hasta que por alguna razón azarosa, la corriente devolvió a tierra firme a seis de ellos, casi desfallecidos y semidesnudos, mientras dos continuaban desparecidos.-!Mingo¡-!Peter¡ -gritaba la tripulación.-!Papá¡ -gritaba Víctor Arriagada, el hijo de Mingo.A sus 36 años, Víctor era prácticamente idéntico a su papá. Las mismas manos anchas y fuertes, el mismo pecho robusto, la misma barba tipo candado y el mismo peinado hacia adelante, que les dejaba a ambos una chasquilla sobre la frente. Tal vez, la única diferencia eran las canas de Domingo Arriagada, Mingo, que ya tenía 62 años. Hasta ese 6 de julio, el día en que naufragaron, habían hecho la misma carrera en el mar. Una vida calcada: Domingo había comenzado su oficio como armador de redes en la pesquera Landes, donde Víctor había llegado a los 13 años, luego de abandonar el colegio en octavo básico. Más tarde, ambos se embarcaron y desde entonces que nunca más dejaron de navegar. Juntos y separados.Víctor era hijo del primer matrimonio de Domingo, que tenía siete hijos en total: cuatro con su primera esposa, que murió, y tres con su actual pareja. Vivían en una casa en el sector de La Gloria, en Talcahuano, donde la mayoría de sus habitantes se dedican a la pesca, dentro y fuera de la región.Fue eso lo que a mediados de mayo llevó a Víctor a Coquimbo. El capitán de la lancha Don Claudio, que conocía a su padre hacía tiempo, le ofreció subirse a la embarcación para viajar al norte durante la temporada de albacora. Serían ocho tripulantes y entre ellos una cara conocida, la de Peter Moraga, un amigo con el que solía compartir conversaciones y cervezas. Peter era un pescador experto. De los ocho tripulantes, era el único que tenía licencia industrial y que había trabajado en Latinoamérica, Europa y África.Desde el 20 de mayo al 21 de junio, Peter y Víctor se la pasaron navegando. Al regresar a Coquimbo toda la tripulación tuvo dos semanas libres. Tras la recalada, dos pescadores se bajaron del siguiente zarpe. Fue entonces que Víctor llamó a Domingo para que se subiera a la lancha.-Me fui a descansar a Antofagasta, donde viven mis tres hijos, y le dije a mi papá que se fuera a Coquimbo. Él era pensionado y estaba en Talcahuano trabajando en la sardina. Me dijo que sí al tiro, porque le gustaba la mar -dice.El otro que subió fue un joven de 22 años, familiar del capitán, que era primera vez que se embarcaba. Ni él, ni Peter estaban contemplados en la información de zarpe que los "patrones" de la lancha Don Claudio entregaron el 5 de julio a la Gobernación Marítima de Coquimbo. Peter no tenía matrícula para pesca artesanal y el joven no tenía registro. Dijeron que solo seis personas irían a bordo...

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