Una historia de miedo en colombia - 18 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 655751373

Una historia de miedo en colombia

Era mi turno.

Estaba en el punto sin retorno de la Cueva del Indio, que recorre el subsuelo de San Gil, un pueblo perdido a 300 kilómetros de Bogotá. Después de dos horas siguiendo un camino bajo tierra, la luz del casco iluminó lo que me esperaba: un salto de cinco metros hasta un pozo que -decían- tenía tres metros de profundidad. El guía me dio solo tres instrucciones: tenía que caer con los brazos pegados al cuerpo, o el impacto del agua me quemaría la piel. Y no tenía que saltar, sino que debía dar un paso al vacío.

La tercera instrucción era que no me asustara: tocaría el fondo y luego mi cuerpo iba a subir solo.

Le pregunté si alguien había muerto saltando. Él, riendo, dijo que no... que no recordaba. Empecé a dudar sobre cada decisión que había tomado en mi vida hasta que el español de 45 años gritó desde abajo que no lo pensara tanto.

"Lánzate, chilenita", fue lo último que escuché.

El miedo, dice la RAE, es la "angustia por un riesgo o daño real o imaginario" y es también el "recelo o aprensión que alguien tiene de que suceda algo contrario a lo que desea". Con el miedo se activa el sistema nervioso simpático y así, las pupilas se agrandan, se reduce la producción de saliva, los bronquios se dilatan, aumenta la velocidad de los latidos y se estimulan las glándulas sudoríparas.

"El miedo es lo que nos hace personas. Si no lo sintiéramos, estaríamos todos muertos, porque no conoceríamos nuestros límites". Nicolás Mejía habla sobre el miedo con la solemnidad de alguien que lo conoce bien. Es colombiano y guía turístico de deportes extremos. Sus padres eran dueños de un hotel perdido en la selva y desde niño busca adrenalina en la naturaleza. Recorre países para escalar montañas, hace mountainbike, baja ríos en rafting, atraviesa cuevas con murciélagos y se descuelga verticalmente por cascadas.

Por eso, cuando Nicolás Mejía llega al Departamento de Santander (lo que en Chile sería una región), lo describe como la "Tierra de la Aventura", por sus montañas, ríos, cascadas y cavernas. "Gracias al turismo, este departamento ha perdido el estigma que dejó la guerra de las FARC y los grupos armados. Antes solo los colombianos llegaban a Santander, pero cada día vienen más extranjeros que buscan adrenalina".

Mary Zdancewicz es una de ellos. Viajó desde Pensilvania, Estados Unidos, por más de 10 horas para llegar al aeropuerto de Bucaramanga, y luego en bus hasta Barichara, un pueblo del Departamento de Santander. Mary hará descenso en...

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