La historia de Franco, el asaltante muerto en el Alto Las Condes, contada por su madre
Tenía un mensaje de Franco. Le decía: "Mamá, te amo. Pronto estaremos bien".
Presintió que algo malo iba a pasar. Llamó a su hijo, pero no le respondió.
Al mediodía de ese mismo día, una parte del público que se encontraba en el mall Alto Las Condes sintió satisfacción. Ocurrió cuando se enteraron de que el muerto en la joyería HBC, recién asaltada, era uno de los delincuentes. El ruido de los vidrios rotos y de los disparos, cuando cuatro desconocidos irrumpieron violentamente con sus combos y armas semiautomáticas, a eso de las 11:25 horas, todavía guardaba eco en los oídos de los aterrados transeúntes que habían acudido temprano al principal mall del país, intentando capear la ola humana que se presumía iba a copar los distintos pisos en el penúltimo día de noviembre...
El malo había caído.
"Uno menos", comentaron algunos. Y otros dieron gracias porque los buenos estaban a salvo, gracias a un carabinero que lo sorprendió in fraganti cuando intentaba escapar.
El cuerpo del asaltante quedó tendido en un pasillo de la joyería HBC, todo vestido de oscuro, con guantes blancos, encapuchado. Solo se le veía parte de los ojos, semicerrados.
Un par de horas después se conoció su identidad: Franco Alejandro Torres Llop, de 24 años. Su ficha indicaba que en 2012 había pagado una pena por robo con intimidación, delito que cometió en 2011.
Nadie recuerda su nombre. Solo pasó a ser el asaltante abatido.
Únicamente en una villa de la comuna de Maipú ardieron los celulares con llamados entre los que conocían a Franco y también entre quienes lo querían. Porque hasta los malos tienen quien los llore. Es el caso de la madre del delincuente muerto, Pilar Llop de Torres.
"Somos de buena familia"
Cuando la prensa llega a la casa de algún delincuente suele sufrir el ataque de sus familiares. Esta vez, cuando "El Mercurio" arribó al domicilio de los padres de Torres Llop, un joven saludó respetuosamente y, después de preguntar "de parte de quién", llamó a su madre.
En la puerta de la casa lucía un viejo pascuero y en el antejardín se instalaron guirnaldas de luces a la espera de la Navidad. Desde el interior se escuchaba fuerte la música de algún espectáculo que alguien veía en la televisión. El ambiente no era de funeral en la casa de los Torres Llop. Y la madre de Franco daría respuesta a la incógnita que fuimos a intentar dilucidar: qué historia había detrás del cuerpo inerte del violento asaltante.
Técnico paramédico, hace 20 años doña Pilar trabaja en el...
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