La historia de Chile y el negacionismo... VIENE DE E 1
Sol Serrano: "Como toda censura, al final ensalza al censurado"Una prevención: mi experiencia luego de haber leído miles de miles de páginas sobre los principales debates constitucionales hasta 1925 es que el proceso es tanto o más interesante que el resultado y que las proposiciones iniciales suelen cambiar desde una mayor radicalidad a una mayor moderación. No tenemos todavía las actas de las comisiones, solo las indicaciones que tendieron a ser más extremas y no fueron aprobadas. Por ahora tiendo a creer que el artículo busca afirmar más la identidad de quienes lo proponen que sus efectos prácticos. Aunque sorpresas hay cada día.Si pasa tal y cual como norma constitucional, no afecta la labor historiográfica, que está protegida por la libertad de expresión y la libertad de investigación en el Reglamento General. Sin embargo, puede tener muchas consecuencias que involucran debates historiográficos abiertos. El que me parece más digno de atención, y no lo ha sido tanto, es la incorporación del "genocidio cultural", porque tendrá que definirse jurídicamente. Tan abierto está ese concepto que varios movimientos indígenas, incluidos mapuches, no son partidarios del adjetivo "cultural" porque minimiza el sentido de la voluntad de exterminio de un pueblo que es como lo definió el "genocidio" las NU en 1948. Otros consideran que el término victimiza a las víctimas, desconociendo su capacidad de agencia. Por lo mismo, el término "etnocidio" ha sido cuestionado. El debate comprende también a muchos estudiosos de diversos exterminios del siglo XX buscando su especificidad de otras violencias históricas como la guerra, las invasiones, ocupaciones, conquistas imperiales, etc. No es precisamente un campo que pueda dividirse entre negacionistas y promotores del esclarecimiento de los hechos. Muy por el contrario.Ahora bien, el término que se utilice tiene consecuencias jurídicas cuando se trate de las reparaciones, sobre lo cual, por cierto, hay jurisprudencia internacional al respecto. Y esto va mucho más allá del negacionismo, pues será transversal a la plurinacionalidad.El negacionismo en sí, además de coercitivo, no ha sido eficiente. Al final, como toda censura, ensalza al censurado.El caso del historiador inglés David Irving es paradigmático. Especialista en el Holocausto, escribió libros revisionistas sobre la responsabilidad de Hitler y de los nazis en general con gran éxito editorial precisamente por ser provocadores y porque sus evidencias parecían sólidas. Fue criticado por la academia. En Alemania y Austria fue condenado por negacionista, lo que aumentó su fama y su afán provocador al punto de señalar que el Holocausto era un invento judío y que Dachau era una maqueta de cartón. Fue entonces cuando la historiadora Deborah Lipstadt escribió Denying the Holocaust en 1996 en el cual prueba, archivo por archivo, las manipulaciones e incluso falsificación de documentos hechos por Irving. Irving la demandó...
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